Segundo año de gobierno.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador presentó su segundo atípico año de gobierno.
Aseguró que, de los cien compromisos firmados en el zócalo de la ciudad de México en 2018 solo le restan por cumplir tres.
La descentralización del gobierno, -por cierto, la Secretaría de Educación Pública estaría en Puebla- la aparición de los estudiantes de Ayotzinapa, y el impulso de fuentes de energía renovables.
Al señor presidente se le olvida que la inseguridad está al tope. Que incluso con números más elevados que en las administraciones que encabezaron sus antecesores, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
El mal trato de la pandemia como ya lo manifestó la Organización Mundial de la Salud, nos pone como un país poco serio para enfrentarla.
México ocupa los primeros 10 primeros de mortalidad por el Covid-19 y no se ve por donde se pueda mejorar.
El decrecimiento económico cerca del 10 por ciento, aunque el señor presidente diga que se creció cuatro por ciento, los otros seis puntos dónde está, quién los va a poner.
La desaparición de los fideicomisos para concentrar todo su recurso, poco más de 68 mil millones de pesos en unas manos y gastarlas como le dé a entender.
El alto desempleo de poco más de 545 mil hombres y mujeres sin trabajo y lamentablemente sin ninguna ayuda para sortear.
Cuando en los gobiernos de Peña Nieto y de Calderón Hinojosa eran en sus primeros dos años de poco más de millón y medio y el millón de empleos generados, respectivamente.
La pandemia podría decir en su argumento el presidente de México, para defender su segundo año atípico de gobierno, pero si se hubiese tratado de otra manera la crisis sanitaria, no estaríamos sufriendo los mexicanos los estragos financieros que hoy tenemos.
Las muertes de mujeres en nuestro país, la violencia en las calles, los niños muriendo de cáncer, las mujeres sin cura al cáncer de mama, los tabasqueños y chiapanecos bajo el agua, la familia LeBaron clamando justicia por la masacre de sus seis niños y tres mujeres el pasado 4 de noviembre.
Una Guardia Nacional que no cuida, agrede. Unos soldados que no resguardan, guardan distancia para enfrentar a la delincuencia, además, el ejército mexicano hundido en el abismo de la desconfianza por la captura del general, Cienfuegos en Estados Unidos.
Y el duro golpe tras el recorte presupuestal para las entidades federativas para el próximo año, por lo menos a Puebla ejecutó un recorte la federación de un poco más de 6 mil millones de pesos.
Usted cree que faltan sólo tres promesas de campaña por cumplir.
Adios a los primeros dos años.
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Falta de estrategia electoral.
La falta de estrategia electoral y la conformación de estructura es lo que le hace mucho daño al PAN y claro está, bajarle dos rayitas a la soberbia.
Genoveva Huerta líder del Partido Acción Nacional, ha perdido la visión de qué es la estrategia y de qué es el pensar la jugada para avanzar en materia política en la capital poblana.
Se habla que al interior del PAN con la repartición de cartas en uno u otro distrito podría solventar la elección del 2021 incluso solo.
No voltear a sus verdaderos cuadros o personas que puedan aportar demasiado a su partido, es un error, por lo que cabe mencionar la frese histórica “ni los ven ni los oigo”.
Uno de esos casos visibles es el de Sabino Flores en el distrito 10, quien cuenta con la conformación de estructura, liderazgos y simpatizantes que lo impulsan.
Flores cuenta ya sin problema con la posibilidad de elegir a qué partido ir.
Si el PAN lo rechaza, es por la soberbia con qué lo han tratado, no sólo a él, sino a los demás suspirantes, aunque tengan muchas posibilidades le cierran la puerta para impedir su pase.
Sabino Flores, joven empresario que corre y recorre todo el distrito 10 apoyando con puntos de venta con mercancía economía los hogares poblanos, viene haciendo buena mancuerna a otro joven poblano, Raúl Rojano.
Ojalá la miopía de Genoveva Huerta y de los panistas no se componga tarde.
Veremos y diremos.
