Enfundado en su traje del zar de la pandemia, Hugo López Gatell, “flamante” subsecretario federal de Salud, usa un tono burlón para descartar que los menores de 15 años entren en los planes gubernamentales para ser vacunados, pero eso sí, presume el papel de México en la donación de dosis contra el Covid19 para países amigos, es decir, México regala bondadoso lo que sus niños necesitan.
Y que no se entienda mal, cada vida es importante, pero López justifica que es baja la probabilidad de que los menores de edad desarrollen síntomas graves de la enfermedad e incluso mueran, pero simplemente es inaudito, un caso, UNO, sería suficiente para hacer todo lo posible para frenarlo, como ocurre en otros países del mundo.
Es increíble que el “experto” minimice el número de víctimas, pareciera que su postura apuntara al conformismo de “pus son poquitos los muertos”, diría mi abuela, “pues como no son sus hijos”.
Burlón contesta en las ruedas de prensa en Palacio Nacional y se escuda diciendo que la Organización Mundial de la Salud no lo recomienda aún, pero capotea los planteamientos que exhiben que otras naciones ya lo hacen.
Dice que eso pasa porque tiene muchas vacunas, naciones con tres veces más dosis de las que necesita su población, pero entonces, por qué México no, ¿dinero? Ese no falta, si hay recursos para encuestas que midan inútilmente la permanencia del presidente, que fue contratado para cumplir un periodo de seis años, ni más ni menos.
Los amparos han llovido, algunos se ganaron, pero la Secretaría de Salud optó por cerrar su ventanilla para no recibir más órdenes de jueces que apuntan a que la vacunación no se les puede negar a los menores.
La situación es que, las vacunas parecen estar secuestradas, pero en el remoto caso de que fuera por recursos, permitir la venta solventaría ese peso que el gobierno federal es incapaz de hacer, ya sea por necedad, insuficiencia de recursos o voluntad.
Pero, el problema con los menores en esta administración federal no es nueva, pregúntenle a los niños con cáncer, aunque en Puebla el problema no se ha agudizado porque el gobierno estatal ha salido al quite, sino otro gallo cantaría.
Hasta la próxima
Feliz 2022 para todos, menos para los que pichicatean las vacunas y recursos para los niños.
