Deportes

Opinión Mucho más que un resultado

Por Antonio Abascal

8 agosto, 2022 5:11 pm




No sólo es lo que juegan (que lo hacen muy bien), sino cómo lo juegan, no es que Brasil haya ganado el Grand Prix para Ciegos y Débiles visuales celebrado en Puebla, no es que ese triunfo haya llegado en los penales tras otra gran jornada para Argentina (que estuvo cerca de ganarlo en los minutos finales), tampoco se trata del meritorio tercer lugar de México conseguido con mucho pundonor ante una brava Costa Rica. El torneo internacional en el que Puebla cumplió con una buena organización y donde la recientemente inaugurada cancha de los “Topos” conocida como “La Madriguera” vivió su primera experiencia como casa de varios de los mejores jugadores del mundo dejó en claro la urgencia de retomar el proyecto de la Liga Nacional de Futbol para ciegos y débiles visuales que hace un año permitió tener en ritmo a los jugadores porque también dejó en claro que una de las grandes diferencias con las potencias (Brasil y Argentina) es su trabajo físico.

Al hablar del Grand Prix de futbol para ciegos y débiles visuales podríamos caer fácilmente en los lugares comunes pero lo cierto es que durante seis días Puebla se llenó de verdaderas historias de inclusión (porque en este contexto ya se toman como naturales) y de esas historias de superación en las que siempre caemos cuando se llega a informar sobre este futbol, en otros lares conocido como Futbol 5, (no en todos los espacios deportivos, por desgracia, se habló de los resultados de este Grand Prix y mucho menos se le ha dado espacio a una organización como “Fucho para ciegos” que poco a poco ha ido construyendo mejores condiciones de entrenamiento y desarrollo para los “Topos”).

Brasil trajo a sus figuras que hace poco menos de un año ganaron la medalla de oro paralímpica en Tokio 2020 y así aparecieron los Ricardinho, los Nonato, los Cassio, los Jardiel; Argentina apareció con Maxi Espinillo, Froilán “Coqui” Padilla, Ángel Deldo, Brian Pereira y Fabián Accardi, entre otros, formando un combinado muy difícil de batir por su gran trabajo defensivo; de la mano de Raúl Ortiz y Ricardo Bonet (parte de los “Topos”), México también mostró a Eduardo Cerezo (poblano), Francisco Rangel, Gustavo Arana, Gerardo Soteldo y a un Edgar Carrillo que ofreció un gran torneo sin olvidar la aportación de otros poblanos como Moisés Cerezo y Miguel Tepal quien vivió su primer torneo como seleccionado nacional en casa. Costa Rica presentó al habilidoso Ángel Flores (quien ya ha jugado en la liga brasileña) y al pundonoroso Embert Mora quien incluso tuvo que ir al hospital para descartar una lesión más grave y una vez con el alta médica volvió para jugar tres partidos más con su selección, mientras que la India también enseñó jugadores interesantes como Gabriel Nongrum y Marak Klingson, por lo que el certamen tuvo un gran nivel.

Dentro de ese gran nivel no podemos olvidar a los estupendos guardametas que tienen una función primordial no sólo en cuanto a atajar los remates de sus contrincantes sino para ubicar a sus compañeros, su labor la tienen que realizar en el área chica ya que es el único espacio donde pueden tocar el balón lo que complica su objetivo pero aquí en Puebla se gozó de Germán Muleck de Argentina quien mostró las razones por las que es considerado uno de los mejores a nivel mundial, México alternó a Carlos Minchaca y Alexis Montoya y ambos cumplieron al enseñar buenas condiciones, Rony Madrigal de Costa Rica se creció y terminó siendo figura para que Costa Rica forzara la tanda de penales frente a México, el arquero de la India, Sujith se convirtió en una figura en “La Madriguera” debido a sus grandes actuaciones a tal grado que al acabar los juegos daba autógrafos y aceptaba fotos con los aficionados y finalmente el brasileño Matheus da Costa no había tenido mucho trabajo a lo largo del torneo pero ayer a la hora buena sacó un  disparo que iba al ángulo por parte de Accardi y luego dio un manotazo para impedir que Pereira empujara el balón al fondo en los minutos finales, luego en la tanda desvió el trallazo del propio Pereira para abrirle el camino a Jardiel que definió la tanda y dio el campeonato a los brasileños.

La inclusión no debe ser una palabra de moda, debe mostrarse con hechos y durante una semana en “La Madriguera” se demostró al recibir a cinco de los mejores equipos del mundo en el futbol para ciegos y débiles visuales pero también al tener una árbitra como Hillary Ramírez de Costa Rica quien tras terminar su licenciatura  por amor al deporte se enroló como árbitra de futbol de sala y luego en el futbol 5 llegando incluso ya un Campeonato Mundial, el de Madrid donde hizo historia al ser la primera en lograrlo y ahora a este Grand Prix en Puebla; como Allison Zamora quien juega su futbol en su natal Costa Rica y por curiosidad se acercó al futbol para ciegos y débiles visuales al grado de convertirse en la primera mujer en ser guía de arco en un campeonato mundial.

El futbol para ciegos y débiles visuales demostró que tiene los ingredientes para emocionar a los espectadores, que así como Hillary Ramírez y todo el cuerpo arbitral que trabajó en Puebla comentó acerca de su amor al deporte y en específico a esta disciplina es capaz de enamorar por la calidad de juego y por la pasión con la que participan cada uno de los integrantes de estos equipos, a tal grado que en el caso de India no importó quedar fuera de la ronda de las medallas cuando Klingson marcó su primer gol en el torneo al vencer al afamado Muleck de Argentina, los minutos posteriores fueron de mucha felicidad para esa delegación ya que el público festejó con ellos al reconocer su esfuerzo. Eso es el deporte, mucho más que una colección de resultados, el deporte es superación, el deporte se construye a través de las historias de vida de los atletas que todos los días trabajan para superar espectáculos sin importar que haya reflectores, porque el resultado que comentamos en los programas deportivos sólo es la punta del iceberg y no representa todo el esfuerzo y los sacrificios que ha hecho el atleta y su entorno para llegar a ese momento que aparece en las portadas o se repite hasta el cansancio en programas de radio y televisión o ahora en las redes sociales.

Y es ahí donde bien cabría entonar el mea culpa como parte de los medios ya que no se ha sabido comunicar la importancia del deporte para la sociedad y al darse esta lectura utilitaria a partir del resultado donde todo se explica a partir de él, donde se le ha dado demasiada fuerza a una disciplina deportiva de la que incluso se hacen debates baratos cómo cuál será el mejor refuerzo del Apertura 2022 cuando apenas llevamos siete juegos, pero al crearlos se pierde tiempo que podría ser usado para decirle al público que hay más allá de su equipo de futbol al que le van, que hay otras disciplinas deportivas capaces de enamorar y apasionar, que no sólo la selección mexicana de futbol representa al país en competencias internacionales, sino que hay atletas que siguen ganando medallas como el mundial de atletismo sub 20 o el mundial de canotaje de velocidad, que hay una selección mexicana de futbol para ciegos y débiles visuales que sin liga (por temas directivos) fue capaz de empatarle a cero a Argentina y lograr el tercer lugar del Grand Prix. Incluso en el deporte que más seguimos hemos fallado al explicarlo y por eso se cree que la Liga MX es muy competitiva o que la selección está para grandes cosas, porque hemos sido incapaces de explicar los procesos más allá de los resultados.

Hubo muchas enseñanzas en el Grand Prix, algunas de inclusión, otras de sentido deportivo ejemplificadas con la historia de India o de resiliencia como el poblano Eduardo Cerezo quien llevó el brazalete de capitán anotando goles importantes incluyendo un penal ayer en la tanda frente a Costa Rica  a pesar de sufrir la fractura de dos costillas, desde  hace varios días; pero la gran enseñanza de este torneo que se celebró en Puebla fue recordar que el deporte es mucho más que una colección de resultados y es ahí donde radica su capacidad de apasionar a sus practicantes y a los que gozamos de sus actuaciones como espectadores.





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