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Entre Chairos y Fifis

Leonardo Torixa

El tonto útil

La protesta con el nombre de caravana, que el viernes pasado protagonizaron transportistas,  justo en la visita del presidente, Andrés Manuel López Obrador, tiene nombre y apellido.

El encargado de organizar el numerito para dejar mal parado al gobierno de Guillermo Pacheco Pulido, en plena transición gubernamental, fue Jesús Martínez Paz.

Seguramente usted se pregunta quién es el tal Martínez Paz.

Le platico, el flamante funcionario de la Secretaría de Infraestructura Movilidad y Transporte, fue director de operación y transporte; ahora anda llorando por la paredes del inmueble de la Avenida Rosendo Márquez para que el hoy encargado de mover los hilos del transporte en Puebla, nuevamente lo tome en cuenta; sin embargo, Jesús Martínez Paz, como buen conejillo de indias, otra vez terminó fracasando.

A pesar de que nuevamente dió la orden para que los transportistas comandados por Samuel y Marco Antonio Méndez reventaran el evento de Andrés Manuel López Obrador en Atlixco con una exigencia que el mismo el titular de la dependencia Antonio  Peniche afirmó que era imposible, siguió con su intento fallido y sus ingenuos amigos transportistas le creyeron, al grado que hoy, a un mes de que asuma funciones el gobernador electo Luis Miguel Barbosa, los han etiquetado como personas  no gratas para la administración estatal entrante, así como se maneja en política.

Así que ya lo sabe, las unidades llegaron, los choferes cumplieron, pero sin duda Jesús Martínez Paz firmó su renuncia voluntaria.

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