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Columna | LOS POZOS DE LA MUERTE

Héctor Manuel Pérez Cuéllar

La Historia; quien no la conoce está obligado a repetirla, Toribio Gargallo o “El Toro” o Juan Zavaleta, con este último nombre es con el que gustaba que lo llamaran, este personaje quizá marcado como el final del cacicazgo e impunidad de Veracruz durante el Gobierno de Agustín Acosta Lagunes, dejó una estela de muerte y desolación en la sociedad Veracruzana.

Los informes y notas; dicen que el 28 de marzo de 1978, se convirtió en matón, al sufrir una emboscada acompañado de Bernardo Morales y Ángel Peralta, 10 gatilleros los atacaron, Ángel huye pero Toribio se recarga en un montículo y los enfrenta tomando con ambas manos su 38 Súper Colt, al primero en matar fue a Pablo Lagunes e hizo huir a los demás, en este evento quedo herido Tranquilino Alvares, al verlo Toribio quien estaba herido de la mandíbula, Alvares se dirige a él  suplicando que no lo matara sin embargo sin compasión alguna lo remato. Ese día; descubrió su talento para la violencia.

La región de Córdoba Veracruz; vio nacer; al precursor de lanzar victimas de homicidios a Pozos, ahora conocidas como fosas clandestinas, en los años 90s. Antes de la llegada de los Zetas y del Cartel Jalisco Nueva Generación a esa región, Toribio “el Toro Gargallo”, puso en práctica lanzar sus víctimas a pozos, información  obtenida de los diarios de esa época y de la mía propia, arrojan que durante su cacicazgo se contabilizaron 1035 víctimas lanzadas a pozos.

La historia; les responde como suele suceder con estos personajes, en el Gobierno de Dante Delgado, no podía fallarle a quien lo dejo al frente del Gobierno Don Fernando Gutiérrez Barrios, por ello se diseñó un operativo en 1991, con retenes por donde transitaba El Toro Gargallo.

Cuentan; los sótanos policiacos de aquel tiempo, que el Gobernador instruyó a sus mejores hombres, a los comandantes más avezados y valientes para que organizaran el recordado retén del 10 de octubre de 1991, en el entronque de Omealca con la carretera Federal Veracruz-Córdoba, por donde cada tarde viajaba Gargallo Peralta y sus pistoleros más cercanos, en este caso, Fructuoso Adán Hernández, “EI láminas”, Jacinto Nieto Gargallo, “El Chinto”, Jorge Flores Viveros y Marcial Romero Arroyo. El operativo; estaba coordinado por los dos mejores comandantes de ese tiempo, los legendarios Antonio Rodríguez Hodkings y Norberto Portilla Morales, además de los jefes policiacos Juan Ramón Jiménez Morales y Rafael Huerta respaldados por una docena de judiciales quienes marcaron el alto a la camioneta de Toribio que, en vez de obedecer, sacó el arma sin que tuviera tiempo de dispararla ya que una lluvia de balas acabó con su vida y la de sus acompañantes, librando a la región centro del Estado (secuestrada de nuevo en este Gobierno) de una verdadera calamidad, pues tras  la muerte del “Toro” se inspeccionaron varios ranchos de su propiedad, y en Ojo de Agua, municipio de Omealca –de donde era originario-, fueron localizados varios pozos artesianos repletos de cadáveres, algunos de personajes como el periodista Martín Heredia y los empresarios y comerciantes Martín Tress Rodríguez, Mauro Montero Garduño y Alberto Rodríguez Henestrosa, entre muchos otros, pues en total llegaron a contabilizarse hasta 300 restos en ese predio que solía habitar el famoso cacique.

Este personaje oscuro; servía tanto a Caciques  como al Gobierno, en la desaparición de personas incomodas para ellos.

Ahora; al leer en la prensa las muertes del Delegado de Gobernación y de otras personas en manos de gatilleros y sepultadas o mejor dicho arrojadas en unos pozos, me traslade a ese pasado oscuro de este personaje que durante muchos años, trajo asolada la región de Córdoba en el vecino estado de Veracruz.

Estas prácticas; provenientes de mentes criminales, sacadas desde el mismo infierno, nos hacen ver que lo cíclico de la historia, es un marcado mensaje de poner alerta a las autoridades en la materia, para que no en Puebla se convierta en una historia nueva de sangre y terror. Nadie; ha investigado con profundidad, desapariciones en el triángulo rojo, cuántos de estos Pozos de la Muerte existen, las colindancias con el vecino estado de Veracruz, han visto allá desapariciones sin resultados, de encontrar a sus seres queridos; acaso; no estarán en algún pozo artesiano en Puebla.

Dieciocho cuerpos; hasta el momento, han sido localizados en dos Pozos de la Muerte, en la Región de Huejotzingo, esto narrado de la historia de Veracruz de un personaje amparado por la Autoridad para la desaparición forzada de personas, nos debe de poner en alerta. Puebla; en un pasado reciente vivió un Gobierno Represor, que en mucho se pareció a lo vivido en Veracruz, y sus nefastos recuerdos para la ciudadanía de esa región narrada.

Catorce; personas detenidas, y aun la Fiscalía no dan una explicación de este caso tan lamentable, y que debe de poner en alerta a la Sociedad para no repetir la historia.

Si a la delincuencia; se le deja la puerta abierta para cometer homicidios, y ocultarlos de esa manera, el futuro no será promisorio en materia de Seguridad, las nuevas autoridades deberán tener conocimiento de cómo combatir estas mentes criminales, que dejan terror en la Sociedad y además generan una escuela a la Delincuencia que hay que combatir de inmediato.

Fosas Clandestinas; son producto de la colusión o de la incompetencia Gubernamental, la historia nos lo dice gritando; luego entonces, el Gobernador electo deberá instruir a sus áreas de Seguridad a profundizar en ello, no tengamos que lamentar más adelante un alud de terror y muerte.

“Creo que la mayoría de los seres humanos tienen dentro de ellos la capacidad de cometer un asesinato” (Richard Ramírez)”.

 

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