Tan sólo de 2021 a 2022, los ataques de grupos armados a las policías municipales aumentaron la friolera de 141%.
La ahora presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, tiene un gran reto en materia de seguridad por delante. Durante la administración del ahora expresidente, Andrés Manuel López Obrador, el abandono y el desdén a las policías municipales se recrudeció. Ya que las instituciones policiales locales que deberían ser el primer eslabón de seguridad en todo el país sobreviven casi de milagro con el mínimo de recursos y cada vez más vulnerables a los embates de la delincuencia organizada.
Tan sólo de 2021 a 2022, los ataques de grupos armados a las policías municipales aumentaron la friolera de 141%. Además, para colmo de los males, dichos enfrentamientos no se dan en igualdad de circunstancias. Lo anterior debido a que los criminales tienen mejor equipo y armamento en contraste con los elementos policiales, que en su gran mayoría carecen de todo: vehículos en buen estado, armas adecuadas, municiones suficientes, uniformes y hasta chalecos balísticos para su protección.
Este desmantelamiento sistemático de las policías municipales comenzó en 2021 con la eliminación del Programa de Fortalecimiento para la Seguridad (FORTASEG). Quitarles recursos a las corporaciones municipales empeoró las ya deterioradas condiciones de los policías debido a que, en la mayoría de las localidades, sus autoridades invertían muy poco en ese tema, se mal acostumbraron a solo invertir lo que la federación les daba.
Por lo que, al tener que hacer uso de recursos propios que muchas veces se ven insuficientes por una mala gestión presupuestal local, se dejaron de comprar patrullas, no se les da mantenimiento a las que tienen, el armamento es insuficiente y van dejando de tener elementos policiales debido a que no tienen recursos para soportar el gasto corriente que genera. Lo que desemboca en un sensible aumento del miedo, la violencia y la delincuencia.
La administración federal saliente acabó con el dinero que se entregaba a las corporaciones municipales. Aunque el entonces presidente López Obrador lo negó en sus famosas mañaneras, la última vez que se etiquetaron recursos en el Presupuesto de Egresos de la Federación para la Seguridad Pública local fue en 2020. Desde entonces la prioridad del Gobierno Federal es la Guardia Nacional (que resultados positivos que ustedes digan, uy que bárbaros, pues no han dado).
La organización Causa en Común ha documentado que de 2020 a 2023 el presupuesto para esta institución pasó de 4,000 millones a 67 mil 800 millones de pesos.
Las instituciones policiales de orden municipal son el eslabón más frágil y sin embargo, el más importante de todo el Sistema de Seguridad Pública, lo anterior se debe a que la mayoría de incivilidades (faltas administrativas), así como delitos, son de fuero común por lo que una policía local fortalecida y sana se vuelve el cimiento de una estrategia de seguridad exitosa.
Otro punto a resaltar es que, hoy en día, ser policía municipal es una actividad de alto riesgo. Tan solo en 2022, 136 elementos policiales fallecieron durante su jornada laboral según el censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la mitad de los cuales sucedieron durante disputas con grupos armados de la delincuencia organizada.
Por otra parte, en lo que va de 2024, al menos 113 policías municipales han sido asesinados en el país según datos de la organización Causa en Común. En los homicidios de este año, destaca la cantidad de ataques en entidades como Guanajuato, Estado de México y Nuevo León. Las pugnas por el territorio entre grupos delincuenciales, cada vez más empoderados, pone a los elementos locales en franca vulnerabilidad. Si colaboran con los delincuentes corren el riesgo de ser asesinados y si deciden no participar… también.
Ante estas adversas condiciones ¿Quién quiere ser policía municipal en México? La verdad es que cada vez menos personas buscan esta profesión. En el sexenio de López Obrador, el número de policías locales pasó en 2 años de casi 189,500 a 173,400 (la cifra más baja desde 2010). Al olvido institucional se suma el empoderamiento exponencial, violento y sin precedente de los grupos delincuenciales.
De esta forma, las instituciones municipales están expuestas ante la delincuencia; no son apoyadas por la Guardia Nacional (GN) y reciben tareas para las cuales no fueron preparadas. Tal y como está ocurriendo con las fuerzas armadas que ahora tienen que hacer de todo menos para lo que se instituyeron. El descontento de muchos mandos medios y altos dentro de las fuerzas armadas es cada vez más visible (como lo hacen patente muchos audios y videos en redes sociales donde expresan su sentir).
La nueva estrategia nacional de seguridad acaba de ser presentada, la cual se cimentará en cuatro ejes: 1) Atención a las causas; 2) consolidación de la Guardia Nacional; 3) fortalecimiento de la inteligencia e investigación; y 4) coordinación con las entidades federativas. Es precisamente en el eje número cuatro donde se ve una luz al final del túnel, solo el tiempo lo dirá si esa luz era para recuperar a las instituciones policiales locales o era la luz que indica la transición a una mejor vida. Queda claro que la militarización de las instituciones policiales no ha funcionado y que mas dinero no es proporcional al discurso de “más calidad”.
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