Puebla

CONVERSACIÓN FUTBOLERA

Por Antonio ABASCAL

22 mayo, 2023 7:17 pm




Hace unos días, Paúl Moreno Altamirano me compartió vía whatsapp un comentario de Marcelo Bielsa que abrió una conversación donde el brillante ex jugador de Puebla, Chivas y Correcaminos dejó en claro su amor por el futbol y su forma de verlo. El mensaje decía: “El futbol es de la gente y los jugadores. Y después están los que mediamos entre ellos: los entrenadores, los periodistas y los dirigentes. Nosotros tres somos lo peor del futbol. El futbol cada vez se parece menos a los que permite que un hincha se enamore del juego. Los resúmenes de tres minutos no son el futbol. Es como si uno viviera con la esposa sólo los sábados en la noche. Ahí sí no hay matrimonio que fracase. ¿Si uno ve el futbol con highlights a quién no le va a gustar? Pero eso es ser espectador, pero ser hincha es otra cosa. Al futbol lo salvan los hinchas. Y para que el futbol tenga vigencia hay que evitar destruirlo y yo creo que entrenadores, dirigentes y periodistas hacemos todo lo posible para que el futbol sea peor. Y lo estamos consiguiendo. ¿Cuál es la expresión que reafirma eso? Que cada vez hay menos jugadores que vale la pena ver”.

La frase tiene mucho sentido hoy después de las semifinales del futbol mexicano donde Chivas y Tigres accedieron a ella con un equipo conformado por jugadores mexicanos por un lado y con un Sebastián Córdova en plan de figura durante toda la liguilla en el caso del equipo felino. Tiene sentido el lunes en el que los dirigentes del futbol nacional tienen una nueva oportunidad de tomar decisiones en pro del deporte y no sólo de su cartera e incluso tiene sentido cuando a nivel internacional el racismo (sea provocado o no desde la cancha) toma por asalto una de las ligas más importantes. Bielsa tiene razón hay tres ámbitos que lejos de ayudar al futbol lo han debilitado: Técnicos, algunos de los cuales optan por el protagonismo por encima de los jugadores y otros que fundamentan sus resultados en la falta de propuesta; dirigentes que siguen exprimiendo la ubre de la vaca pero no la dejan descansar convirtiendo a un deporte en una “industria” donde se produce en serie y ante ello la calidad baja porque no se han querido dar cuenta que los futbolistas son seres humanos que deben tener sus periodos de entrenamiento y descanso pero lejos de ello incluso las pretemporadas europeas se han convertido en giras comerciales por Estados Unidos, Asía y en menor medida México.

El tercer elemento que Bielsa identifica como lo peor del futbol es el de los periodistas. Un gremio que se ha olvidado de dos de las claves para ejercer este oficio: Comprobación y entender que nunca el periodista es más importante que el jugador de futbol porque es ese jugador el que puede cambiar la historia de los partidos y el periodista “sólo” relatara el acontecimiento, pero nunca el periodista estará por encima de los que ejecutan la acción. Hoy, sin embargo, abundan los conductores de programas de “análisis” que quieren arrebatar el protagonismo con sus poses y actitudes, otros que en aras a querer demostrar que tienen la razón no tienen miedo a demostrar su falta de preparación como sucedió el miércoles pasado luego de la eliminación del Real Madrid a manos del Manchester City en las semifinales de la Champions, un comentarista de la cadena que ahora transmite para México dijo que Erling Haaland no pesa en los momentos importantes pero que en la final podría hacerlo ya que encontraba a un rival de los que le gusta “pequeño”, cuando el Inter de Milán es una escuadra con mucha historia, tres veces campeona en este mismo certamen y con una serie de jugadores que le ha dado lustre a ese escudo. Se trata de tener la razón, como si se dieran medallas por ganar un debate mediático.

No se explica el futbol, se cae en los lugares comunes, se reduce un deporte con múltiples factores a un solo responsable para lo bueno y para lo mano. El público en lugar de ser informado termina confundido, levantando expectativas y creyendo frases repetidas hasta el cansancio: “Es un  pecho frío” que se ha aplicado lo mismo en México para Sebastián Córdova como a nivel internacional para Lionel Messi, sin conocer sus historias de vida y los sacrificios que han tenido que hacer para llegar a esos escenarios donde, por cierto, no muchos llegan. “Es un fracasado” que se aplica para un técnico que lleva cincuenta títulos en su carrera internacional y que ha construido equipos que pasados los años estarán en los libros de historia por lo que ofrecieron al futbol, por su constante innovación, pero sobre todo por siempre anteponer a sus futbolistas como las razones de su éxito.

Reduccionismo (los tres minutos de los que hablaba Bielsa) o explicar todo a partir de héroes o culpables, exceso de protagonismo, falta de verificación o comprobación en aras de ser el primero o de conseguir la viralidad no ayudan a que el nuevo aficionado conozca a su deporte sino que finalmente cae en esos comentarios o termina consumiendo los famosos tres minutos de los highlights o ahora cuando las ligas están llegando a su fin algunos gozan porque inicia el futbol estufa, ese espacio donde los jugadores pueden cambiar de equipo y que algunos periodistas han convertido en un espacio para dar paso a los rumores, para colocar a algunos en otros equipos más mediáticos, para criticar a las directivas por dejarlos salir aunque, en ocasiones, ni siquiera sea un cambio oficial. Varios hasta sim empacho llegan a decir “ahora viene lo bueno”, cuando lo bueno siempre estará en un rectángulo verde con las líneas marcadas, con un balón rodando para ser disputado por once futbolistas de un equipo y otros once del contendiente.

Chivas y Tigres están en la final del futbol mexicano con la escuadra tapatía cerrando en casa luego de que repitió la gesta de hace cuarenta años cuando la escuadra de Alberto Guerra le pegó a la histórica de Carlos Reinoso luego de que esas Águilas rompieron el récord de puntos para una temporada larga que todavía sólo daba dos puntos por triunfo y llegaron a los 61, pero los pupilos de Guerra se impusieron 0-3 con el último tanto de Sammy Rivas (qepd) para dar paso a una gresca monumental. Estas Chivas ganaron 1-3 con dos goles en los últimos minutos y con una gran demostración en conjunto donde se tiene que hablar de Antonio Briseño por su marca a Henry Martín, del despliegue de los carrileros y de la inteligencia de Roberto Alvarado, de la tranquilidad para manejar los hilos en mediocampo de Víctor Guzmán y Fernando Beltrán, de un  Rolando Cisneros que le dio referencia en la punta a su equipo, del planteamiento de Veljko Paunovic que en semanas consecutivas ha mostrado una capacidad para cambiar a su equipo que conecta con el conocimiento de la plantilla en tan solo unos meses de trabajo. Pero vea usted cómo hablamos de una suma de factores para sorprender a una escuadra americanista que a lo largo de la campaña nunca pudo corregir sus dudas para frenar el juego aéreo y que luego fue sumando errores personales como la expulsión de Álvaro Fidalgo en un momento clave cuando parecía que los capitalinos empezaban a controlar el juego con el 1-1 en el marcador en el Azteca que obligaba a los tapatíos a ir por dos goles faltando cerca de veintisiete minutos en el reloj.

Tigres quiso más y eliminó a un Monterrey que no ha aprendido de las lecciones pasadas y volvió a apostar  por un juego muy conservador, su rival citadino aceptó la propuesta y el juego se fue alargando en un duelo de lucha y muy cerrado, casi sin opciones en las porterías, salvo un balón que casi robó Funes Mori a Nahuel Guzmán, un disparo de Carioica que mandó a tiro de esquina Andrada y el gol anulado a los Rayados tras una salida dubitativa de Guzmán pero tras la cual empujó en fuera de lugar Héctor Moreno. Para ese momento, Siboldi ya había realizado cambios ofensivos con los ingresos de Luis Quiñones, Nico Ibáñez y Nico López, fue Quiñones quien envió el centro para que Córdova apareciera en el área sin marca porque todas se habían ido con los prestigiados delanteros felinos y el ex americanista no falló para anotar el gol del triunfo aunque minutos más tarde una barrida suya evitó que el disparo de Jordi Cortizo encontrara dirección de gol y lo mandó a tiro de esquina.

Siboldi llegó a un equipo que se había caído, que incluso había perdido su conexión con la tribuna y poco a poco fue reacomodando piezas, pero sobre todo le dio confianza a Sebastián Córdova ese joven que despuntó en Necaxa, que llegó al América y que dio muestras de su potencial mientras se le abrían las puertas de la selección nacional. Entonces vinieron las dudas, los señalamientos de “pecho frío”, la salida de las Águilas, la ausencia en las convocatorias tricolores a veces tan exigentes con algunos y tan baratas con otros, su llegada a Tigres no recondujo la situación a tal grado de empezar el torneo sin oportunidades con Diego Cocca. Fue hasta la llegada de Robert Dante Siboldi cuando Córdova fue tomando confianza, fue dejando destellos contra Puebla y a partir de ese momento el mediocampista ha vuelto por sus fueros, mostrando la calidad, técnica y dominio de los dos perfiles (tan raros en nuestros futbolistas) para erigirse en la figura norteña incluso por encima de André Pierre Gignac.

La historia de Córdova es una muestra más de que el futbolista requiere de oportunidades para destacar y que una vez que toma confianza puede crecer porque sí hay calidad. Tigres ha llegado a una final que lucía improbable al inicio de la liguilla, mientras que Chivas lo hace con jugadores nacionales algunos aprovechando sus opciones, tomado confianza y ofreciendo los atributos que tienen, otros porque gozan de calidad a pesar de su intermitencia como Roberto Alvarado y otros que todavía pueden dar mucho más como Alexis Vega. Justo hoy cuando se habla de una crisis del futbol nacional en gran parte por la toma de decisiones dirigenciales los equipos finalistas enarbolan la bandera de dar oportunidad al jugador mexicano, con dos técnicos que no han tomado poses protagónicas, por lo que ya es hora de elevar el debate en los medios de comunicación mexicanos ya que para los profetas de los “pecho frío” uno ganó la Copa del mundo jugando brillantemente (como lo ha hecho a lo largo de su exitosa carrera) y otra ha llegado a la final del futbol mexicano siendo uno de los argumentos principales de un equipo con muchas figuras. Para los profetas de los “fracasos”, el técnico al que más han etiquetado con ello ya ganó la Liga Premier, puede ganar la Copa FA y está en la final de la Champions con un equipo de buenos jugadores que han crecido con la dirección del catalán como lo demuestra John Stones, clave en la semifinal contra el Real Madrid.

“El futbol es de la gente y los jugadores. Y después están los que mediamos entre ellos: los entrenadores, los periodistas y los dirigentes”. Si en realidad los que nos dedicamos a esto llamado periodismo deportivo queremos al futbol es hora de elevar el nivel, es tiempo de aprovechar las herramientas de las que ahora gozamos para hacer un mejor periodismo a partir de la comprobación de los datos y versiones, es hora de recordar que somos intermediarios privilegiados porque podemos tener contacto con los protagonistas para acercar sus historias al público, pero que al final los protagonistas siempre serán los jugadores que son los que marcan los goles, los que hacen grandes paradas o los que cometen algún fallo, como nosotros en nuestra profesión también nos equivocamos porque a veces vamos juzgando como si hubiéramos alcanzado la perfección y esa es imposible. En gran parte lejos de querer tener siempre la razón todo se puede resumir en una mayor humildad para no crear que ya se sabe todo.





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