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Dermatitis Atópica: Un Desafío Cutáneo en la Vida Diaria

Por Jazmín RAMOS

18 agosto, 2023 11:09 am




Dermatitis Atópica debe ser atendida

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel que afecta a millones de personas en todo el mundo. Es más común en niños, pero también puede manifestarse en adultos.

Esta afección cutánea crónica puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen, ya que se asocia con síntomas molestos y recurrencia frecuente.

¿Qué es la dermatitis atópica?

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel caracterizada por la aparición de brotes de piel seca, enrojecida, con picor intenso y a veces con pequeñas ampollas o descamación. Estos brotes pueden variar en intensidad y duración, lo que afecta la calidad de vida del paciente y, en casos graves, puede interferir con el sueño y las actividades diarias.

Síntomas de la dermatitis atópica:

Los síntomas más comunes de la dermatitis atópica incluyen:

Piel seca y escamosa.

Enrojecimiento y picor intenso.

Aparición de parches elevados o pápulas.

Pequeñas ampollas que pueden supurar líquido.

Costras y descamación en la piel afectada.

Causas y factores desencadenantes:

La dermatitis atópica es una enfermedad multifactorial, y su causa exacta no se comprende por completo. Sin embargo, varios factores pueden contribuir a su desarrollo, incluyendo:

Predisposición genética: Existe una clara predisposición genética hacia esta enfermedad, ya que suele haber antecedentes familiares de alergias, asma o eccema.

Factores ambientales: El contacto con alérgenos, irritantes como ciertos jabones o detergentes, cambios climáticos extremos y el estrés pueden desencadenar brotes.

Disfunción del sistema inmunológico: Se cree que la dermatitis atópica es el resultado de una respuesta inmunitaria anormal que lleva a la inflamación y picor en la piel.

Tratamiento y manejo:

Aunque no existe una cura definitiva para la dermatitis atópica, hay varias estrategias de tratamiento para controlar los síntomas y prevenir los brotes. Estas pueden incluir:

Hidratación regular: Mantener la piel bien hidratada es fundamental para reducir la sequedad y la irritación. Se deben utilizar cremas y lociones humectantes adecuadas para la piel sensible, siempre bajo supervisión de dermatólogos.

Terapia inmunosupresora: En casos severos, pueden utilizarse medicamentos inmunosupresores para controlar la inflamación y reducir los síntomas.





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