La GrillaPuebla

Opinión | Hora de acciones

Antonio Abascal

15 junio, 2020 3:10 pm




Mientras varios atletas alrededor del mundo se suman a las voces de protesta en contra del racismo luego del fallecimiento de George Floyd en Minneapolis, el Comité Olímpico Internacional anunció que busca la manera para que los deportistas se puedan manifestar en los Juegos Olímpicos de Tokio, mientras que el Comisionado de la NFL, Roger Goodell reconoció públicamente que su postura hace unos años de prohibir las manifestaciones de los jugadores durante la entonación del himno nacional de Estados Unidos fue equivocada lo que provocó la molestia del Presidente, Donald Trump (quien ayer cumplió 74 años).

Atletas de distintas disciplinas han anunciado donación de fondos en la lucha contra el racismo, otros se han sumado a la campaña “Black Lives Matter” y otras como Alex Morgan han prestado sus redes sociales a deportistas que no tienen tanto arrastre en esos foros para que cuenten sus historias de éxito, lo cual ha permitido que crezca el movimiento y, sobre todo, esos atletas tengan más reflectores.

Pero en el caso de la NFL y el COI el reto está en dar el siguiente paso, que es el de la acción; mediáticamente sus pronunciamientos de la semana pasada fueron adecuados y hasta plausibles, pero cada uno de esos organismos deberá acompañar sus palabras con acciones ya que ellos pueden tomar decisiones que ayuden a cambiar su entorno cercano y para ese paso no dependen de otros, más que de sus miembros. En el caso de la NFL tras la disculpa pública del comisionado lo que sigue es abrir la posibilidad de que un equipo pueda firmar a Colin Kaepernick quien fue la cara visible de ese movimiento de hincarse durante el himno nacional y que fue duramente criticado por el Presidente Trump; Kaepernick no es el fenómeno que parecía ser cuando irrumpió para ganar la titularidad con los 49ers de San Francisco, disputar un Súper Tazón y al año siguiente la final de la Conferencia Nacional, pero tampoco carece de talento y en estos momentos en la liga sí habría cabida para el activista social que también juega futbol americano; recientemente un ex directivo de la NFL reconoció que el desempleo del mariscal de campo se debía a que varios ejecutivos de equipos creían que su presencia iba a restar raiting en televisión y aficionados en el estadio para el que lo fichara.

Si la NFL no abre la posibilidad para una prueba real para Kaepernick su postura reciente puede ser tildada de hipócrita ya que no puedes reconocer un error y seguirle cerrando el paso a la cara visible del movimiento de protesta, por eso ahora ese es el reto de la liga y de su comisionado ya que Kaepernick sí puede estar en un equipo como suplente o compitiendo por la titularidad pero la realidad es que se le ha cerrado el paso porque fue el líder del movimiento pasado que acarreó duras críticas por parte de un Donald Trump que estaba llegando al poder.

En el caso del Comité Olímpico Internacional la situación está en sus manos, Thomas Bach anunció que están trabajando de la mano de la Comisión de Atletas para encontrar la forma en la que se puedan manifestar sin violar la Carta Olímpica, un documento que parece haber quedado obsoleto con el paso de los años y que ha servido más como una llave para la censura para proteger a algunos líderes del movimiento olímpico, pero no a los valores que dicen promover como el respeto a los derechos humanos o la democracia; no se puede hablar de valores del deporte, o abrir la puerta al equipo de refugiados y cerrar los ojos ante una problemática histórica y no superada en Estados Unidos. No es la primera vez que se evidencia el problema racial en el vecino del norte, no es la primera vez que los atletas de ese país alzan la voz y, de hecho, algunos de los peores momentos del olimpismo han estado ligados al problema racial.

Tommie Smith, John Carlos y hasta el australiano Peter Norman pagaron las consecuencias de su famosa manifestación en la premiación de los 200 metros planos de México 68: El puño alzado durante el himno de Estados Unidos, mientras Norman usaba un escudo a favor del respeto a los Derechos humanos; los tres fueron expulsados de la villa olímpica, los tres no regresaron a unos juegos olímpicos, los tres vieron complicada su carrera deportiva y en el caso de Norman ni siquiera fue invitado a ser parte de los actos de Sydney 2000, por lo que fue hasta su muerte cuando recibió una disculpa pública por parte del Comité Australiano. Sin embargo, en su momento, el COI sólo aplicó la Carta Olímpica a rajatabla y expulsó a los tres atletas que se manifestaban por el mayor respeto racial y de los Derechos Humanos.

Años más tarde, el mismo COI se hizo de la vista gorda cuando Nueva Zelanda jugó una serie de partidos de rugby (18 en total) en la Sudáfrica del apartheid previo a los Juegos Olímpicos de Montreal 76. Sudáfrica no participaba en los Juegos desde 1960, y de hecho, el propio COI había cabildeado para su regreso en México 68 lo que había dado pie a la amenaza de boicot de varios países que no se cumplió porque México también se plantó ante el organismo internacional y consiguió que desistiera de su invitación, pero en 1976 no sancionó a Nueva Zelanda y su participación en Montreal ocasionó el primer boicot oficial de la historia cuando varios países africanos se negaron a asistir (en Melbourne 56, España encabezó un pequeño boicot por la invasión de las tropas soviéticas en Hungría, pero no fue seguido por muchos).

COI y NFL tienen la palabra por lo que en realidad todavía no se les puede aplaudir por su reciente postura; sus discursos fueron adecuados pero ahora deben dar un paso al frente y dejar las palabras por las acciones porque si no lo logran sus bellos discursos serán un ejemplo más de hipocresía: Quedar bien en lo mediático, para no acompañar a los atletas a la hora de la verdad. Los organismos deportivos deben entender que antes que deportistas son seres humanos que tienen derecho a expresarse y a defender sus principios aprovechando los escenarios que tienen a su alcance; de hecho, tendría que verse como una importante contribución usar una audiencia global para crear una mayor conciencia sobre este problema no sólo de Estados Unidos sino de nivel mundial porque los cánticos racistas se siguen escuchando en los estadios europeos.

Muchas de las figuras deportivas de Estados Unidos son afroamericanos: Jesse Owens (que nunca fue recibido por el Presidente Rooselvelt, más allá de la historia tantas veces repetidas de que fue el hombre que derrotó en el atletismo a las intenciones de supremacía de los nazis), Carl Lewis o Michael Jordan (dos veces campeón olímpico, como universitario y como parte del Dream Team), en Grandes Ligas tienen el día de Jackie Robinson para honrar al jugador que venció la barrera del color, pero en realidad Estados Unidos no ha podido superar este problema y actos de violencia extrema policiaca como la que sufrió George Floyd hacen que la herida se abra.

Los organismos deportivos nacionales e internacionales han contribuido a esta doble moral, pero hoy nuevamente tienen la oportunidad de poner al servicio de los atletas sus enormes plataformas no sólo para hacer visible la problemática sino para contribuir a construir mejores condiciones.





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