La Grilla

Opinión | Los anhelos

Héctor Manuel Pérez Cuéllar

25 junio, 2020 8:34 am




Los países que disfrutan una Seguridad Pública eficiente, la han construido durante décadas con la participación de la Sociedad y Gobierno, los ciudadanos confían en su Autoridad y la Autoridad trata con respeto a los ciudadanos, tanto los ciudadanos como las Autoridades actúan con apego a la Ley y en gran medida la impartición de la Justicia es real y sin distingo ni sesgos económicos que la encausen hacia otro derrotero.

En donde quiera que la Seguridad Pública entendida como Seguridad Ciudadana, cuentan con agencias especializadas del estudio y combate al Crimen Organizado, con Instituciones fuertes que no permiten penetrar a la corrupción muy presente en estos ámbitos, los equipamientos y tecnología son de punta, sus operaciones son ocultas y de focalización de precisión. En este orden de ideas, por ello el elemento principal es el Ciudadano y su participación en denunciar.

Lo anterior llevado a la práctica, como es la denuncia no resulta una muy buena idea, es infructuoso y demasiado arriesgado, además que en caso de llevar a un delincuente ante la justicia, el denunciante tendrá que enfrentarse cara a cara con el señalado, lo que nos lleva al principio recurrente de promover la denuncia pero siempre con los riesgos a que se enfrenta el denunciante y el abandono de la autoridad para protegerlo.

Los ambientes de la Inseguridad, siempre lo han visto con líneas de tiempo equivocadas, basando en primer tiempo las financieras y, como resultante cuando se dan cuenta de los costos se abandonan y, cambian la Filosofía de inicio de los planes; así mismo, cuando se trata de aterrizar los planes y proyectos cada dependencia de los tres órdenes de Gobierno transforman el plan direccional que deben obedecer.

Durante las últimas tres décadas, el Gobierno Federal colocó al combate a la Delincuencia Organizada como una agenda prioritaria, como si fuera la principal de la causa de la Inseguridad. Nos damos cuenta, que nada es más erróneo debido a que solo representa el 5% de los delitos que se vinculan a él Crimen Organizado y, el restante que son los del fuero común impactan la Inseguridad fehacientemente en Estados y Municipios.

Las bandas de la Delincuencia Organizada, avanzan porque los programas locales tanto Estatales y Municipales son ineficientes e insuficientes, el blindaje tan mencionado por los Gobernantes es pura retórica, aunado a esto los recortes presupuestales del Gobierno Federal a Estados y Municipios en materia de Seguridad alcanzaron hasta el 20%; luego entonces, analizar una mal llamada Guerra contra la Delincuencia o yo la llamaría alcanzar un Estado de Paz y Justicia, resulta anacrónico.

Estos nuevos Gobiernos, tanto Federal, Estatales y Municipales, no pueden ser responsables de las acciones mal tomadas de los pasados Gobiernos, pero muy importante  señalar, que si son responsables de sus propias iniciativas, logros y fracasos pues no se puede estar descansando lo actual mal llevado en lo acontecido en el pasado.

La centralización de las acciones para contener la Inseguridad, no han sido la mejor de las decisiones, los males los conocemos; la deficiencia de las policías locales, la desconfianza del ciudadano a sus policías y no puede faltar las malas prácticas de los policías por nulo profesionalismo, honestidad y, controles permanentes por parte de sus superiores.

Militarizar la Seguridad Pública; y no así, lo que se anhela de Seguridad Ciudadana, ha causado un gran desorden en el andamiaje de la Seguridad, la llegada de la Guardia Nacional, no ha tenido un resultado evidente pues el regresar al Ejército a las calles; de nueva cuenta, tendremos ataques a los Derechos Humanos como la experiencia nos lo ha mostrado. Usar a las Fuerzas Armadas era el último recurso y, ahora pareciera serán los responsables directos.

La estrategia vertical de la Seguridad, donde el mando lo tendrán los militares, ubica a la Seguridad Ciudadana en último lugar; un ambiente de militarización, provoca temor en la población y ello conlleva a desconfianza y la desconfianza a una mayor brecha entre Autoridades y Ciudadanos.

Negociar con el Crimen Organizado, es mejor para muchos ciudadanos, que denunciar y meterse en un vericueto de Instituciones deficientes en el trato humano, estas malas prácticas las podemos apreciar en cualquier periódico de circulación local o nacional, cuando a una víctima se le cuestiona porque no denuncio los hechos que le acontecieron y, la respuesta es evidente no lo hacen porque es mejor tomar ese atajo que el camino tortuoso de la denuncia.

La cooperación Internacional, puede ser un factor invaluable para establecer Políticas Públicas, que nos acerquen a la medianía Internacional, de una Seguridad aceptable, se ha tratado y mira digo tratado, porque los cambios gubernamentales dan por terminado cualquier plan eficiente o ineficiente de un pasado reciente.

La Delincuencia Organizada y no Organizada, es la más contenta de los desórdenes Gubernamentales mientras los políticos hacen política disque de Seguridad, los delincuentes se aplican para delinquir de una forma organizada y bien estructurada.

Los cambios deberán empezar desde el Municipio, Estado y Federación, porque de lo contrario cualquier modelo policial que se trate de implementar será un fracaso, el Gobierno Federal, deberá tener oídos para escuchar y los gobiernos locales la boca para decir que requieren desde su pequeño territorio, el fortalecimiento en la materia será lo que haga la diferencia.    

“El príncipe, cuando es querido por el pueblo, debe de cuidarse poco de las conspiraciones; pero cuando tiene enemigos y es aborrecido, debe cuidarse de todo y de todos”. (Maquiavelo)





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