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Opinión | Incongruencias del fútbol mexicano

Por Antonio Abascal

6 julio, 2020 2:30 pm




De nada sirve participar en campañas sociales y presentar balones especiales para una jornada específica, que los equipos usen distintivos naranjas para sumarse a la jornada contra la violencia a las mujeres si uno de los equipos de la liga antepone sus ansias de protagonismo para fichar a un jugador que fue acusado de violencia doméstica y la propia liga lejos de sentar un precedente al no avalar dicho fichaje prefiere mirar hacia otro lado porque el equipo que logró el fichaje de Renato Ibarra es de Grupo Orlegi cuyo Presidente, Alejandro Irarragorri, es uno de los nuevos consentidos.

El Atlas y la Liga MX le fallaron a las mujeres que los siguen, le fallaron a las jugadoras de la Liga Mx y le fallaron a una sociedad mexicana que necesita que sus líderes sociales sean responsables y emitan mensajes contundentes. Ya no es tiempo de campañas, no es tiempo de bonitos mensajes que leerán los capitanes antes de cada partido; es tiempo de actuar, pero en vez de ello, se prefirió que un buen jugador siguiera en la liga. Nuestro país vive un problema muy serio de violencia contra la mujer que se explica a partir de varias estadísticas de 2019: De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL cada año 64 mil mujeres y niñas son asesinadas en el mundo, 14 de los 25 países con mayor número de feminicidios en el mundo están en América Latina y el Caribe; según el INEGI, en México, 9 mujeres son asesinadas al día y la ONU mujeres México indica que 43.9% de las mujeres en nuestro país ha enfrentado agresiones del esposo o pareja actual o la última a lo largo de su relación y 53.1% sufrió violencia por parte de algún agresor distinto a la pareja; estos datos demuestran que ya no es momento para sumarse a las campañas y que tanto como Atlas como la Liga Mx dejaron escapar una muy buena oportunidad para demostrar un verdadero compromiso social.

De nada sirve establecer un protocolo sanitario de 40 páginas, si las televisoras se salen con la suya y pueden armar dos torneos de pretemporada, uno con 8 equipos (la Copa por México) y otro de cuatro con los equipos del Grupo Pachuca, FC Juárez y San Luis; de nada sirve ser muy exigente en ese protocolo al grado de pedir un certificado de salud de la empresa para los portadores de servicios en los estadios: “Cualquier persona que desee ingresar al estadio deberá tener un certificado de su empresa con los resultados médicos que avalen su buen estado de salud, el cual deberán entregar al Director de Sanidad o Seguridad, 24 horas antes del partido”, si se va a permitir que el equipo con más casos positivos de Covid 19 juegue el torneo de pretemporada en la Ciudad de México.

Cuando se canceló el Clausura 2020 se apeló al cuidado de la salud y privilegiar aspectos deportivos, aunque las decisiones posteriores demostraron que los tiempos no les daban para dar paso a planes como la mudanza de Morelia a Mazatlán y dar pie a los movimientos de jugadores, en ese momento la gota que derramó el vaso fueron los varios casos (más de ocho) positivos que hubo en Santos Laguna (propiedad de Grupo Orlegi), pero ahora en plena pretemporada y en un torneo de preparación se mantuvo al Cruz Azul que tiene más casos de los que en su momento hubo en la escuadra de la comarca lagunera.

¿De qué sirve iniciar el torneo de la nueva liga de balompié mexicano hasta octubre (cuando se supone que la pandemia haya cerrado su primer ciclo) si en la presentación del proyecto de Lobos BUAP se organizó una conferencia de prensa masiva en un lugar cerrado y donde los propios directivos fueron incapaces de guardar la sana distancia? Las incongruencias del futbol mexicano están a la orden día y son ellas las que alejan de un crecimiento real a ese deporte que acapara las portadas y los temas de las secciones deportivas.

Otra incongruencia se vive en el futbol mexicano con la nueva liga ya que su Presidente, Carlos Salcido, aquí en Puebla afirmó no sentirse preocupado por su no afiliación a la FIFA ya que ahora quieren consolidar el proyecto interno y, más tarde, dar el paso a la internacionalización. El problema de no contar con el aval de doña FIFA es la calidad de jugadores que se puede fichar, la poca representatividad que tendrían los jugadores afiliados a la nueva liga y la imposibilidad de ser convocados a selecciones nacionales con lo cual tendríamos a muchos veteranos que llegarían para finalizar sus carreras y aunque varios pueden tener calidad, la realidad es que hay un riesgo muy grande que este nuevo espacio se convierta en un lugar ideal antes del retiro y eso afecte a la competitividad.

El futbol mexicano camina así entre las incongruencias, la principal ya comentada en entregas pasadas: Un futbol al que le costaba tener inversionistas y generaba el pretexto para la multipropiedad, ahora tiene empresarios que pueden organizar dos ligas, una de las cuales todavía no arranca pero ya ha registrado 14 equipos y tiene muchos más interesados por lo que su primer torneo podría arrancarlo con 24 franquicias lo cual es muy llamativo; sin embargo, la duda radica en si alcanzará la calidad de los jugadores para llenar las plantillas de 24 escuadras. En general y repasando la historia reciente de la Liga Mx, la realidad de nuestro futbol es que sigue estancado porque los dirigentes simplemente lo han tomado como un trampolín para hacer negocios y no les ha interesado dejar un granito para el crecimiento deportivo.

La gran incongruencia del futbol mexicano es que pese a su crecimiento exponencial en las cifras de raiting, de empresas interesadas en invertir ya sea como dueñas o patrocinadoras de algún equipo, en la cantidad de personas interesadas en seguirlo o en jugarlo, sigue siendo un futbol con un lento desarrollo, sigue siendo incapaz de ser un exportador de jugadores a gran escala, sus técnicos (a excepción de Javier Aguirre) han sido fieles a la expresión más usada en este 2020: “Quédate en casa” y se han acomodado a tal grado de no buscar oportunidades en el extranjero, por eso da la impresión que nuestro futbol es un gran show, una especie de reality donde lo deportivo queda arrumbado en el armario, donde a pesar de tener dos ligas, ambas adolecen de un verdadero proyecto de desarrollo deportivo. El futbol mexicano es una oda a la incongruencia.

 





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