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El cíclico camino del Puebla

Por Antonio Abascal

29 septiembre, 2020 3:16 pm




Vibrante empate a tres del Puebla de la Franja ante los Gallos Blancos del Querétaro con un golazo de último minuto de Christian Tabó que antes de esa jugada puntual no había destacado y alargaba así una campaña decepcionante ya que no ha podido repetir el nivel del Clausura 2020 cuando ofreció sus mejores momentos con los Camoteros. Pese a que supo venir de atrás ya que el juego estuvo 1-3 en contra en los primeros minutos del segundo lapso, el resultado no es bueno para los locales ya que este era un rival al que se le tenía que ganar para dar un paso muy grande hacia la calificación y tener un mayor colchón de cara a la recta final del torneo ya que ahora se repetirá en casa (donde sólo se ha ganado un juego) contra un equipo más fuerte, pese a su irregular campaña, como Santos Laguna.

Carlos Poblete comentó durante la semana pasada que el objetivo del equipo era llegar a la liguilla y que una buena temporada sería colocarse dentro de los ocho primeros para así ganar su boleto como parte de los ocho equipos que tradicionalmente se habían metido a la liguilla y, de esta manera, no se hablaría que clasificaron por el nuevo sistema; sin embargo, nuevamente esta base de jugadores fue incapaz de dar un pequeño paso que los acercara a la dirección establecida por su director deportivo sino que se complicaron ya que le dieron vida al propio Querétaro, a Santos Laguna, a Juárez, al Atlas (que está de regreso gracias al sistema) y hasta el Tijuana ya que con dos partidos pendientes podría llegar a las 16 unidades.

En las últimas temporadas, donde la directiva ha sido capaz de mantener la base del plantel aunque eso signifique dar muchas oportunidades a jugadores irregulares como Christian Tabó y Alejandro Chumacero para poner algunos ejemplos, la vida del Puebla ha sido cíclica. Desde los tiempos de Enrique Meza donde se jugó bien y hasta se fue a ganar al Monterrey en su nuevo estadio para meterse de lleno en la pelea por la calificación para después ir a perder contra el Atlas y caer en un tobogán que dejó fuera al equipo, hasta el relevo de Sánchez Solá que estuvo cerca de llegar a la llamada fiesta grande pero perdió el juego definitivo ante Tijuana en la frontera.

En cada una de esas ocasiones han existido partidos para llegar de manera más holgada y con más aspiraciones, pero esta plantilla las ha desaprovechado. En el Puebla cada torneo se escucha del talento de Tabó, pero ese talento sale a relucir muy de vez en cuando aunque cuando aparece generalmente es en los partidos finales y ha servido para que el uruguayo ligue contratos para luego vivir de sus escasas rentas y este gol contra los Gallos es otra muestra de ello. Es cíclico que cada que se tiene un partido para mejorar la posición en la tabla se falle; es cíclico que el Puebla no aproveche su condición de local ya que sólo el San Luis tiene peores números que los Camoteros jugando en casa; los poblanos sólo han jugado cinco partidos en el Cuauhtémoc con saldo de un  triunfo (4-1 contra Toluca), 2 empates (1-1 contra Cruz Azul y 3-3 contra Querétaro) y dos derrotas (0-1 ante Pachuca y 2-3 frente al América), sumando 5 de 15 puntos en disputa, mientras que los potosinos han jugado siete duelos en el “Alfonso Lastras” con un triunfo, dos empates y cuatro descalabros para sumar 5 puntos de 21 en disputa.

Juan Reynoso sigue sin repetir alineación (lo cual podría ser entendible por la problemática que enfrentó hace unas semanas por las bajas debido a Covid-19), pero el tema es que además cambia de parado semana tras semana. El Puebla dejó ya la línea de cinco para jugar con cuatro en el fondo y el viernes intentó ser más arriesgado al dejar en la banca a Pablo González (quien no había dado pie a esa situación) para jugar con Salas y Osvaldito Martínez en el centro del equipo, dejando abiertos a Omar Fernández y Salvador Reyes, mientras que Tabó y Ormeño quedaron en punta. Una idea interesante que se malogró por la inseguridad defensiva de la que se contagió Nicolás Vikonis.

Tras un arranque prometedor con la posesión de la pelota, el juego mutó a un ida y vuelta donde se notaba la fragilidad defensiva poblana y tras el buen gol de Osvaldito Martínez (inconcebible que el técnico le diera tan  pocos minutos anteriormente), una mala salida de Vikonis ocasionó el gol del empate y en el cierre del primer lapso la ventaja queretana tras perder el balón en la salida y desajustarse las marcas. Al arrancar el segundo tiempo cayó el tercero de los Gallos por conducto de Omar Islas y el técnico peruano tuvo que reajustar ante la lesión de Perg, pero me parece que no es gratuito que jugadores habitualmente seguros como Vikonis y Perg hayan fallado, y eso puede ser atribuible a que tantas modificaciones de parado y de nombres han generado en los futbolistas una mayor inseguridad.

Este Puebla de lo que llevamos de 2020 (Clausura y Guardianes) había desarrollado un estilo poco agradable para la afición, pero más efectivo; así cerró el inconcluso Clausura 2020 y arrancó el Guardianes, ese fue en su momento un hecho por el cual en este espacio se consideró que Reynoso tenía mérito en su manera de dirigir al Puebla. El problema es que lejos de insistir en este estilo (no estamos hablando de belleza, sino de efectividad), empezó a cambiar de jugadores, pero sobre todo de parado y ahí ha generado más dudas que certezas en sus futbolistas. Dentro de lo positivo es que pese a los errores defensivos, el equipo local supo responder y encontró dos golazos para rescatar un puntito que lo deja con 14 puntos en noveno lugar con 38.88% de efectividad y en línea para meterse a la liguilla gracias al nuevo sistema que premia la mediocridad a tal grado que el Atlas con el 36.11% de efectividad también puede meterse como duodécimo de la general, pero atrás vienen Querétaro y Santos, además de que matemáticamente todavía pueden meterse Mazatlán (27.77%), Tijuana con dos juegos pendientes, Necaxa y hasta el colero San Luis; ese es nuestro futbol mexicano, un sistema en el que si te enrachas al final puedes ser campeón sin importar todo lo malo que hiciste durante unas 14 fechas.

Otro aspecto cíclico en el Puebla es pasar de la alegría a la tristeza o pasar de un estado de gran consideración a algunos futbolistas a uno de gran crítica hacia los mismos; así para algunos aficionados Santiago Ormeño ha pasado de ser un futbolista distinto a un tronco, cuando apenas el jugador ha gozado de su primer torneo ya consolidado en el primer equipo. De la misma manera se ha hecho un tema su posibilidad de ser convocado por las selecciones de Perú o México, pero cuando esta convocatoria no llegó también se hizo tema de conversación. Ante el manoseo de jugadores en México, la respuesta más sensata tuvo que venir del seleccionador peruano, Ricardo Gareca, quien reconoció que la Federación de ese país lo está siguiendo, pero en su caso no ha hablado con el centro delantero y dejó en claro que tampoco puede convocarlo por cuatro o cinco partidos. Lo que hizo Gareca fue una demostración de seriedad y de hacer valer la playera peruana, muy lejos de lo que pasa en México donde por tres buenos partidos ya puedes ser seleccionado nacional. Si Ormeño está bien asesorado lejos de que le afecte debe ser una motivación que lo estén siguiendo y ahora debe concentrarse en recuperar su mejor versión porque tras regresar de su ausencia por Covid-19 sí le ha costado trabajo.

Son cinco partidos los que faltan para cerrar el “Guardianes 2020” con tres partidos en casa, Santos, León y San Luis, y dos como visitante, Monterrey y Atlas (que ahora es rival directo) para buscar un boleto a la liguilla para lo cual será necesario que Reynoso ajuste el trabajo defensivo y sea capaz de definir un estilo, porque esta temporada él mismo ha tirado por la borda lo que ya había conseguido. También son cinco partidos para que este grupo de jugadores demuestre que sí puede dar el do pecho y romper con el ciclo que ha creado en la Angelópolis: El de siempre dar la idea de que puede crecer y, a la hora de la verdad, quedarse corto.





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