Deportes

Opinión | EL MEJOR REGALO

Por Antonio Abascal

24 mayo, 2021 8:24 pm




Los resultadistas dirán que es la misma historia de siempre y preguntarán de qué sirvió la extraordinaria campaña del Puebla de la Franja, los pitonisos empezarán a colocar a los principales jugadores camoteros en León, Pachuca, Cruz Azul y otros poderosos, los más exigentes dirán que Nicolás Larcamón pagó derecho de piso en la liguilla y que ciertas decisiones complicaron los partidos, otros más hablarán de sensaciones encontradas, pero en realidad hoy sólo es momento para aplaudir a un grupo de jugadores y a un cuerpo técnico que despertó a una ciudad cansada de mediocridad futbolística, que rescató el orgullo de irle al Puebla, que hizo que las calles se volvieran a pintar con la Franja, que a pesar de la eliminación el público del Cuauhtémoc despidió con aplausos a su equipo, algo que llevaba más de una década sin ocurrir.

Foto: Especial

Santos no dio oportunidad al milagro porque supo jugar la vuelta, porque no se metió atrás y con su presión alta desarmó a un equipo que fue mucha emoción y poca inteligencia pero que pese a ello, siempre intentó y dio la cara. El Puebla de la Franja no perdió la eliminatoria ayer en el Cuauhtémoc al marcar sólo uno de los tres goles que necesitaba, la perdió en la ida donde más allá de cuestiones tácticas o de algún error puntual del árbitro (el tercer gol lagunero), los Camoteros fallaron en las áreas con un tempranero error y luego con un concierto de fallas ante Carlos Acevedo (a veces con mérito para el guardameta y otras con mala puntería como las tres del segundo tiempo); en el pecado el Puebla llevó la penitencia porque esa noche en Torreón generó más llegadas claras que en todo el juego de anoche en el Cuauhtémoc.

Al finalizar el duelo, Nicolás Larcamón felicitó a Santos Laguna por haber golpeado en los momentos claves de la eliminatoria: Del 1-1 anulado al 2-0 en un trazo largo de Acevedo que rescató Campos y generó el desequilibrio defensivo poblano. Aprovechó la desconcentración de la zaga poblana ante su molestia por una falta inexistente que generó fallas en la marca o ayer mismo con un planteamiento sensato de Guillermo Almada para no defender a ultranza y más tarde para enfriar al Puebla a través de la posesión de la pelota cuando Santiago Ormeño aprovechó la buena jugada de Christian Tabó para abrir el marcador y parecía que se podía generar una reacción anímica; en ese sentido, Santos fue mejor que el Puebla porque siempre estuvo en control de sus emociones y mereció su pase a la final donde cerrará en el Estadio Azteca frente a Cruz Azul.

Sin embargo, lo de este Puebla fue extraordinario. Un técnico debutante que afrontó muchos cambios en la plantilla que había llegado a Cuartos de Final el semestre anterior y que perdió elementos talentosos, fue capaz de darle identidad al equipo, fue capaz de crear un estilo de juego que agradara a la afición y además hizo crecer a jugadores que llevaban más tiempo en la institución como Omar Fernández y Christian Tabó quienes, ahora sí, actuaron como hombres claves dentro y fuera de la cancha. Se consolidó a Salvador Reyes por izquierda, Maximiliano Araújo por fin pudo demostrar sus cualidades (y todavía puede crecer más), Israel Reyes se ganó la titularidad y creció tanto que mandó a la banca a Emanuel Gularte, sin olvidar la gran temporada de Javier Salas quien fue el péndulo del equipo y portó con gallardía el gafete de capitán, o Santiago Ormeño quien a pesar de sus detractores sigue demostrando que en el área es un hombre confiable.

No llegó a la final, pero el mejor regalo del Puebla de Larcamón fue despertar a la ciudad que volvió a vibrar con su equipo; las imágenes de este torneo con ese empate en Toluca, el triunfo en León, la victoria frente al Atlas con un  Cuauhtémoc entregado, la serenata del sábado por la noche, la reacción de los futbolistas que salieron para convivir con los aficionados, las calles con muchas personas portando la franja, los autos tocando el claxon para apoyar al equipo son el legado de esta escuadra muy parecida a la subcampeona de la 91-92 (ahora que ya terminó la campaña lo puedo decir ya que este equipo me recordaba mucho a ese con tres baluartes: Larios, Ruiz Esparza y Poblete, mucho esfuerzo, jugadores cumplidores y la dirección técnica de Lapuente). El actual no ganó, pero despertó a la ciudad, los aficionados más jóvenes ya vieron al equipo  llegar a las instancias definitivas y hacerlo con un estilo agradable.

No hubo milagro para llegar a la final, pero todo el torneo fue un milagro (por lo inesperado, por el poco tiempo de trabajo en pretemporada, por las bajas de jugadores talentosos y porque había poco tiempo para la adaptación de los que llegaron y cumplieron a cabalidad) y hoy la directiva ya tiene material para construir. Larcamón dijo que se queda porque hay un proyecto serio, reconoció que habrá salidas porque así se ayudará a sanear las finanzas del club pero adelantó que la directiva se había comprometido a que no fueran muchas para tener continuidad; el argentino habló, otra vez, del plan de construir la ciudad deportiva del club (lo cual sería un gran paso porque en 77 años de historia, el Puebla siempre ha aspirado a tener su propio espacio y nunca se ha logrado), habló también de seguir trabajando para mantener al equipo de la Franja en los niveles de protagonismo que alcanzó en este semestre con una receta que luce fácil pero que en realidad pocas veces se ha alcanzado: Plantilla de jugadores convencida y comprometida, estilo de juego definido por el cuerpo técnico y armonía total en el grupo.

Decir que no habrá salidas sería una falsedad, la gran campaña del equipo permitió poner en el escaparate a varios jugadores, pero también es justo señalar que ahora la directiva tiene más argumentos diferencia de lo que pasaba antes. El Puebla tiene varias cartas de jugadores, por lo que si se van dejarían dinero en las arcas del club; por ello, este verano luce como un nuevo reto para una directiva que deberá encontrar equilibrio entre esas salidas y darle armas a Larcamón para seguir siendo competitivo, que deberá reconocer que también será necesario reforzar ciertas zonas donde en juegos como del ayer ya no había mucho fondo de armario para tirar.

Hoy el Puebla tiene muchas razones para sentirse satisfecho porque un grupo de jugadores con hambre de trascender, bien dirigido por un técnico con conceptos claros y actualizados revivieron el orgullo de irle al Puebla, le dieron identidad y conectaron con la afición, pero también porque a nivel organización se siguen dando pasos para construir un verdadero club: Jugadores seleccionados en las categorías con límite de edad, tener al campeón de goleo de la sub 20, que además debutó en el primer equipo en este torneo, son indicios de que hay un trabajo más serio en esa área; junto a ello, el hecho de tener cartas significa que hoy existe la posibilidad de capitalizar al contrario de lo que ocurría con otras versiones que vivían del préstamo. Esta campaña también demostró que la cancha sigue siendo lo más importante y que cuando los resultados se dan en ella, las otras áreas del club también lucen porque las redes sociales y la mercadotecnia siguen innovando y generando buenos contenidos, pero ante los buenos resultados, esas historias se magnificaron.

El Puebla está lejos de ser un club que se acerque a la perfección, pero mejora y de cara a este verano lleno de rumores también habría que introducir el beneficio de la duda para la directiva. Hace seis meses muchos la criticamos por dejar ir a Nicolás Vikonis, Pablo González, Daniel Arreola y Osvaldito Martínez, pero los que llegaron, a excepción de Daniel Segura y Clifford, cumplieron con creces: Antony Silva, Juan Pablo Segovia, Diego de Buen, Guillermo Martínez y Gustavo Ferrareis (a quien habría que exigirle más). Ese es el reto ya mencionado: Armar a una escuadra que mantenga algunas piezas, que mantenga la base de este equipo y que se tenga la capacidad nuevamente de cubrir las bajas con altas de jugadores que lleguen con la misma idea de trascender.

Nicolás Larcamón acuñó la frase “ser Puebla”; el Puebla siempre fue el Puebla y ahora la directiva deberá ser muy inteligente para proteger esa identidad para lo cual deberá buscar el equilibrio y aprovechar los sentimientos que despertaron Larcamón y sus muchachos.





Artículos Relacionados

Back to top button