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Opinión | POR CENTÍMETROS

Por Antonio Abascal

30 agosto, 2021 11:11 am




El Puebla de la Franja ya sabe lo que es ganar en el Apertura 2021 tras vencer en un flojo partido al Querétaro, el resultado le permite irse al receso por la fecha FIFA en el décimo cuarto lugar con seis puntos, cuatro goles a favor y nueve en contra a tres unidades del equipo que marca la línea de calificación que es el hermano Mazatlán en el lugar doce de la tabla. El sentido común dicta que el viernes pasado lo importante era ganar para corregir el rumbo y aprovechar esta semana para trabajar aspectos que se quedaron truncos por el brote de Covid-19 durante la pretemporada, pero la realidad indica que ojalá la autocrítica se haga presente en el cuerpo técnico ya que más allá del resultado, este Puebla cada vez juega peor y suma tres partidos con muchas dudas: El empate en Tijuana, la derrota en la ciudad de México frente a Pumas y el triunfo en el Cuauhtémoc frente al Querétaro.

La victoria poblana se generó luego de que los Gallos Blancos fueran mejores en el primer lapso y aprovecharon las dudas camoteras que no sabían a lo que estaban jugando por lo que cayeron en el desorden. En ese primer lapso, Antony Silva fue factor al repeler en dos ocasiones disparos peligrosos mostrando sus grandes reflejos, algunos achacaban un error al paraguayo en el primer rechace, pero lejos de ello hay que destacar su reacción porque era un tiro esquinado y luego mostró todos sus reflejos para evitar el gol queretano; luego de esa jugada el equipo visitante tomó confianza y en una buena jugada parecía haber encontrado el gol por medio de Jonathan dos Santos pero el atacante estaba ligeramente adelantado y el juez de línea, Miguel ángel Hernández Paredes de inmediato lo señaló para que a continuación el VAR ratificara la decisión. Esos dos avisos fueron insuficientes para que el Puebla reaccionara, al contrario, el equipo era un mal de dudas donde Gustavo Ferrareis, improvisado como carrilero derecho, ni atacaba con claridad ni defendía con solvencia, donde Maxi Araújo no pesaba y donde el mediocampo era incapaz de generar futbol.

Precisamente ya cerca de la finalización del primer tiempo, en uno de los balones perdidos por el equipo de la Franja en tres cuartos de cancha, Querétaro armó un contragolpe que terminó en gol otra vez por medio de dos Santos, pero el VAR encontró que había otro fuera de lugar por centímetros y anuló el tanto visitante, lo que permitió que Nicolás Larcamón hiciera retoques al descanso ya que ordenó la salida de Israel Reyes quien ya estaba amonestado para dar ingreso a Lucas Maia. El Puebla mejoró en el segundo tiempo porque ya no perdió tantos balones en la salida y porque Ferrareis se mostró más en facetas ofensivas y así encontró el gol en una gran jugada en la que Guillermo Martínez dibujó un pase filtrado a Daniel Álvarez quien ante la salida del guardameta, Washington Aguerre, definió con mucha frialdad al minuto 55.

Los minutos restantes fueron un concierto de impotencia: Los visitantes ya no generaron peligro a pesar de los cambios y, en ese sentido, hay que apuntar que el Puebla mostró una gran concentración así como que los movimientos de Larcamón ayudaron ya que con la ventaja en el marcador ingresaron Amaury Escoto en lugar de Álvarez, Aristeguieta en el sitio de Martínez y Corral por Ferrareis para tener más sentido defensivo en la banda derecha. En esos minutos finales, el Puebla tuvo varias ocasiones para acrecentar el marcador pero Tabó y Araújo se equivocaron en las decisiones para hacer crecer las jugadas.

Más allá de la importancia de la victoria, la realidad es que el Puebla ha dejado de jugar bien y que en esta campaña, al margen de los resultados, sólo los partidos ante los equipos norteños han estado cerca de la idea e imagen de la temporada pasada, este equipo ha sido incapaz de redondear partidos y ha sido irregular en los mismos juegos ya que también ofreció buenos minutos ante el América pero luego quedó a la deriva y estuvo a merced de los capitalinos para después ofrecer ya tres semanas de pobre futbol. El viernes, el Puebla fue un equipo desordenado que quiso atacar, pero ni atacó con claridad ni defendió con propiedad para mejorar en el aspecto defensivo en el segundo lapso, pero sin explotar a la ofensiva. Este equipo ya no mete tantos goles, pero lo peor y lo más preocupante es que ya no genera tantas acciones de peligro en los marcos contrarios.

A los constantes cambios del cuerpo técnico hay que sumarle la baja de juego de varios teóricos titulares: Javier Salas que no ha perdido su dinámica, pero sí ha perdido su seguridad para sacar la pelota desde atrás, George Corral quien ya visitó la banca, Maxi Araújo que no acaba de ser el jugador desequilibrante que su talento permite vislumbrar ya que no está decidiendo bien y cuando debe pasar busca el recorte y viceversa, incluso confundiendo las zonas del campo donde puede arriesgar el balón y las otras en las que tiene jugar de seguridad, tal vez afectado por tantos cambios de posición ya que ha alternado el trabajo de mediocampo con el de carrilero por izquierda, de la misma forma Christian Tabó no aparece cuando el juego está peleado, su accionar es dubitativo y su reacción el viernes se dio en los últimos minutos cuando se acordó de la campaña pasada en la que apoyaba las labores defensivas del equipo y ahí ayudó en la recuperación de pelota aunque con ella en los pies también se equivocó en la decisión de la jugada final.

Ya con la victoria apareció algo de autocrítica en Nicolás Larcamón quien reconoció que en el primer lapso no trabajaron bien las transiciones defensivas y además dijo que lo importante era ganar, ahora con este receso por la fecha FIFA en la que el Puebla sólo perderá un hombre, Antony Silva quien se concentrará con Paraguay, el timonel argentino deberá aprovechar para realizar los ajustes para solventar esta campaña con la plantilla que tiene y para definir situaciones con mayor claridad como la posición de Araújo, alejarse de improvisaciones como la de Ferrareis que lejos de ayudar desbalanceó al equipo y para recuperar la mejor versión de los jugadores ya mencionados con un problema añadido: La baja de Fernando Aristeguieta quien salió con fractura de pómulo y se perderá la fecha FIFA con Venezuela pero hay posibilidades de que también se pierda lo que resta del torneo con el Puebla, lo que será una mala noticia ya que pese a la molestia del público por la pobre producción ofensiva del venezolano, su trabajo de desgaste y su profesionalismo no está en duda. Esta baja debería darle más minutos al juvenil Ángel Robles que sigue mostrando muchas condiciones en la sub 20, por lo que es momento que Larcamón se atreva a darle más minutos.

Se ganó jugando mal y por centímetros, en una victoria que debe ayudar anímicamente al grupo y al cuerpo técnico al bajar la presión, pero esta semana luce clave para recuperar el tiempo perdido por el brote de Covid-19, trabajar con los jugadores, profundizar en la autocrítica y, sobre todo, para que Larcamón aleje las telarañas de su cabeza: Los que se fueron, sobre todo Fernández, ya no están y es tiempo de sacarle jugo a esta plantilla para lo cual es tiempo de dar más oportunidades a juveniles como Robles e Ivo Vázquez, así como colocar en sus posiciones a elementos como Ferrareis, dar alguna verdadera oportunidad a Clifford y recuperar a otros que no han empezado bien esta campaña. El Puebla no está para lujos de cerrar la puerta a algunos jugadores por caprichos, es cierto, es una plantilla corta en talento y en número pero la responsabilidad del técnico es sacarle jugo y para ello deberá alejarse de ideas preconcebidas a lo largo de los meses al frente del equipo de la Franja.

De tal manera esta semana luce fundamental para que el Puebla, a partir de esta fea victoria ante Querétaro, pueda reinventarse y para ello Larcamón deberá mostrar su talento, pero sobre todo, su capacidad de adaptación.

 





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