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Opinión | GRACIAS PEP

Por Antonio ABASCAL

12 junio, 2023 8:14 pm




“Ahora sé que la derrota es siempre el punto de partida de una gran historia”.

“Es extraño, la leyenda encuentra una nueva justicia para los perdedores. Existe un humano esplendor en todas nuestras derrotas”.

Irene Vallejo en El silbido del arquero, Ed. Random House 2022, (páginas 245 y 246).

Hace un año el Real Madrid dio la vuelta a una eliminatoria imposible donde había sido superado futbolísticamente y obviamente en el marcador para alcanzar una nueva final de Champions que, como dicta la tradición de los últimos años, acabó ganando; mientras los merengues hacían patente su dominio en esta competición el periodismo resultadista apuntaba sus baterías hacia Pep Guardiola ya que de acuerdo con ese estilo periodístico nuevamente había fracasado; no importó un nuevo título de liga para los citizens o la brillantez de su juego. El relato estaba servido: “Guardiola no podía ganar la Champions sin Lionel Messi y fuera de Barcelona a pesar de la gran inversión del equipo de los jeques de Emiratos Árabes Unidos”.

Un año más tarde el Manchester City logró su primera Champions al derrotar 1-0 al Inter de Milán tras una final en la que tuvo que sufrir más de lo cuenta ante un bravo equipo italiano que vendió muy cara la derrota y que incluso obligó a que el guardameta brasileño Ederson tuviera su cuota de protagonismo al evitar la igualada. No fue el mejor partido para los de Guardiola, no fue el más brillante pero por el camino habían quedado el propio Real Madrid eliminado en semifinales a partir de una exhibición en Manchester, el siempre peligroso Bayern Múnich al que también superó con claridad y el incómodo Leipzig con una gran goleada. Con el resultado el Manchester City se convierte en el primer equipo debutante como campeón de las Champions desde el Borussia Dortmund de 1997 lo que habla de la dificultad ganar este torneo por primera vez; con el resultado Guardiola suma tres Champions, se convirtió en el primer técnico en ganar dos tripletes (copa, liga y champions en la misma temporada) en la historia del futbol europeo y llegó a los treinta y cinco títulos ganados en catorce años de trayectoria en los banquillos para colocarse en segundo lugar sólo por detrás de Alex Ferguson quien estuvo más tiempo en la dirección técnica.

Pep Guardiola es al técnico que más se le han negado sus éxitos para destacar sus fracasos, justo antes de la final un programa de televisión prefirió hablar de José Mourinho “porque es un técnico ganador”, y sin embargo, las propias estadísticas (esas que aman los resultadistas) también revelan lo especial del técnico catalán. Con la victoria del sábado en Estambul ese relato preferido del fracaso por no ganar la Champions quedó en el olvido aunque seguramente sus detractores inventarán alguno otro para no reconocer que estamos ante la figura de un hombre que ha cambiado, para bien, al futbol.

Con la victoria del sábado Guardiola igualó a su gran maestro, Johan Cruyff, en un sentido muy particular. Cruyff fue el técnico que le dio al Barcelona su primera Copa Europea de Campeones (hoy Champions) en aquella noche del 20 de mayo de 1992 cuando en el mítico Wembley, la escuadra catalana recordada como el “Dream Team” se impuso 1-0 a la Sampdoria en tiempo extra con el solitario gol de tiro libre de Ronald Koeman tras un partido muy cerrado en el que también el arquero del Barcelona, Andoni Zubizarreta fue figura, ese día un joven Pep Guardiola estaba en la cancha y era una de las piezas claves, ese día Cruyff (quien ya había sido muy importante como jugador) ingresó al Olimpo del club catalán al acabar con la maldición de no ganar ese torneo, fue el hombre que exorcizó los demonios de las finales perdidas, la de los postes contra el Benfica (1961), la de los penales en Sevilla contra el Steaua de Bucarest (1986). Cruyff rompió con el maleficio y le dio al Barcelona su primera Champions, justo lo que el sábado logró su alumno más aventajado, Pep Guardiola con el Manchester City rompiendo el ayuno tras las semifinales perdidas con el Real Madrid (una con Pellegrini) y la final de 2021 con el Chelsea de Tuchel.

Podríamos quedarnos con los datos estadísticos y de todas maneras ellos resumen grandeza, pero hablar de Pep Guardiola es mucho más que los títulos que ha ganado en tres países tan distintos también en su sentir futbolístico, porque hablar de Guardiola como técnico es hablar de un respeto a una idea general matizada por las características de los jugadores con las que cuente, de la liga en la que se encuentre y de las tendencias del momento; con el paso de los años Guardiola se ha reinventado para seguir defendiendo una idea de juego. Guardiola no es el representante del tiqui- taca (que, por cierto odia a pesar de que la mayoría de los comentaristas traten de resumir su idea con esas palabras fuera de sentido), su legado va mucho más porque como un estudioso del futbol ha sido capaz de hurgar en ideas que se creían olvidadas para darles un toque de modernidad como las del falso nueve por poner un ejemplo.

Roberto Fontanarrosa decía que el futbol que vale es el que uno guarda en el recuerdo (idea extraída del libro Pep Guardiola, La metamorfosis” de Martí Perarnau, Roca editorial, 2017), y es justamente ahí cuando el legado de Guardiola trasciende los datos estadísticos para empezar a hablar de emociones. En el mismo libro, Perarnau cuenta dos anécdotas muy interesantes que reflejan a la perfección al técnico del Manchester City.  Una de ellas es una charla con el entrenador de porteros de varios equipos incluido, el Real Madrid, Xavi Valero, quien a su vez sintetizaba una reunión con Guardiola: “La segunda vez que me reuní con Pep me sorprendió su discurso alejado del ars gratia artis (el arte por el arte). Me sorprendió un hombre que no era el esteta pretencioso y afortunado que muchos definían…Descubrí a una persona de profundas convicciones, capaz de transformar con once jugadores y un balón la pasión en razón, un cómo en un qué, el resultado en belleza…Para mí este es Pep, un romántico de la razón”. (Martí Perarnau, Pep Guardiola, la metamorfosis”, página 340; el subrayado es mío).

La segunda ocurrió en una sobremesa en Múnich que atestiguó el propio Perarnau y donde el estratega explicó lo que el futbol significa para él: “Yo le digo a todos aquellos que cuantifican el futbol, números, números, números, ¿qué cambia nuestras vidas una liga más o menos? ¿Una Champions más o menos? ¡Luchemos para que nos admiren, cabrones! Y hagamos algo que salga del alma, que salga del alma. Ojo, entiéndame bien: Los números son indiscutibles y yo quiero ganar, ya lo sabes, tú lo sabes de sobra, quiero ganar siempre. Además, no obligo a que nadie piense como yo. Solo digo que si lo que yo propongo no os hace sentir nada, si no sentís un cosquilleo, si no os genera ninguna emoción en vuestro interior, entonces no cambiéis, quedaos como estáis, sed como sois…Pero yo seguiré peleando siempre por sacar lo mejor del futbol que tienen mis jugadores y, si es posible, para emocionar a quien nos está viendo”. (Idem, página 341, el subrayado es mío).

Aunque los resultadistas hayan perdido, por el momento porque ya se inventarán otro, su principal argumento para negarle méritos a Guardiola, el técnico catalán es mucho más que los números, Guardiola es el ganador de treinta y cinco títulos pero sobre todo es un revolucionario del futbol para lo cual no ha tenido empacho en desempolvar temas como el falso nueve, es un hombre abierto a los cambios y esta campaña con Erling Haaland lo demuestra, Guardiola es un técnico que ha mejorado a los jugadores que se han dejado pulir por él como esta temporada lo demostró John Stones un central típico inglés por el que el City pagó una fortuna y que en algunas campañas no había finalizado como titular pero que en la que acaba de finalizar dio un paso adelante y fue el protagonista de otra de las innovaciones de su estratega cuando lo colocó adelantado para acompañar a Rodri en el centro del campo. Stones creció tanto que fue clave aportando pases o liberando al español, de un central con limitaciones creció a un mediocampista con criterio que incluso ayudó a demostrar la inutilidad de recitar las formaciones como números telefónicos ya que algunos comentaristas acusaban a Guardiola de haberse traicionado por jugar con cuatro centrales, cuando eso era nominalmente, pero en la cancha, en ese continuo movimiento, Pep fue capaz de reconvertir a Stones en un mediocampista. Con menos recursos, Stones vivió la misma transformación que Phillip Lahm en el Bayern.

Si hablamos de pulir jugadores en cada uno de los clubes en los que ha estado hay un futbolista que representa su apuesta por la juventud: Guardiola fue el primero en fijarse en Busquets, un medio que estaba en las básicas del Barcelona pero que nadie anticipaba su debut hasta que el estratega lo colocó y lo convirtió en una de sus claves. El mejor Barcelona no se entiende sin Busquets; al abandonar Barcelona y recalar en el Bayern Múnich su apuesta fue Joshua Kimmich, los detractores de Guardiola usaron un regaño al juvenil en pleno campo de juego, pero la realidad es que Kimmich creció tanto que de un lateral muy llamativo, pasó a un mediocentro que hoy se pelean varios y al llegar al City ha ido puliendo a la perla de la cantera, al niño de casa que siempre quiso jugar en el club, Phil Foden quien fue su recambio ante la nueva lesión de Kevin de Bruyne y quien hizo una jugada individual al que le faltó el toque final que significaba sentenciar la final de Estambul.

He destacado en negrillas una serie de ideas de las frases de Xavi Valero y del propio Pep para subrayar algunos aspectos que considero valiosos de su personalidad: Sus profundas convicciones, su síntesis entre resultado y belleza y su apuesta por tratar de emocionar. En tiempos donde todo se acaba rápido, en donde no hay tiempo para quedarse embelesado los equipos de Guardiola han regalado varios de los momentos más bellos en la historia reciente del juego, la final del Mundial de clubes del Barcelona contra el Santos de Brasil, por poner algún ejemplo. Guardiola ha dado mucho más al futbol que títulos, estructuras y desarrollo de futbolistas, Guardiola ha sido capaz de emocionar, Guardiola ha alcanzado la belleza en este deporte y eso en estos momentos donde los tiempos para trabajar son reducidos, donde la maquinaria mediática todo lo quiere convertir en resultados, es mucho más valioso. Gracias Pep por transformar el resultado en belleza, mil gracias por las emociones. Gracias no por ganar siempre sino porque algunas de tus derrotas como la del Inter en 2010 o la del Real Madrid hace un año nos recuerdan, en palabras de Irene Vallejo, que “la derrota es siempre el punto de partida de una gran historia”.





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