El País entero; está siendo rebasado en el combate a la Delincuencia Organizada, los Estados fronterizos y resto del País, se han teñido de sangre por la exacerbada violencia en las guerras entre los Cárteles de la Droga y todo con la complacencia e incompetencia de la Autoridad Federal, Estatal y Municipal a lo largo y ancho del Territorio Nacional para combatirlos.
Está por demás; mencionar que el Narcotráfico, se ha conformado como la otra cara del poder, donde los grandes Capos en la clandestinidad dan instrucciones a sus testaferros colocados desde las sillas de Secretarias de Estado, Fiscalías (y aquí no se salvan las Estatales), Corporaciones Policiales, y hasta en algunos casos sospechosos, la intervención de Organizaciones Religiosas. O sea, nadie se salva.
Como parte complementaria de los grandes criminales; están sus brazos ejecutores, pero estas estructuras del terror no podrían existir sin “El Instrumento de la Muerte” las Armas. Quienes llevan a cabo estadísticas de los problemas delincuenciales del País, hablan de que la actividad del Contrabando de Armas es mucho más redituable que el Narcotráfico. Te puedo citar; que el comercio legal e ilegal de armas a nivel mundial, representa alrededor de billón y medio de dólares anuales, cifra muy -pero muy- superior al comercio ilegal de Estupefacientes.
Esta actividad del Crimen Organizado; es en nuestro País la de mayor presencia y sobre todo de una alta rentabilidad para las Organizaciones Criminales.
Tratando de dimensionar; con datos a mi alcance, la gravedad de este tráfico representa en valor cerca de los dos mil millones de dólares, la pregunta es: ¿a quién beneficia, quien permite este comercio ilegal de la muerte, en la cuenta bancaria de quién o quienes va ese dinero, que Instancias Gubernamentales corrompe y quienes están atrás de todo, qué banco recibe esas cantidades de dinero sin preguntar de dónde viene?
Este marco económico muestra una estimación de lo siguiente:
El valor promedio de un arma en la clandestinidad es de 700 a 1,500 dólares.
Lo que permite aproximarnos a una comercialización de alrededor de tres millones de Instrumentos de la Muerte a nivel nacional, esto que no te asuste estimado lector, estadísticamente nos da el 0.28% de arma por persona. Traducción: una de cada cinco personas tiene un arma. No pienses que soy fatalista, pero para desgracia ya existen estas armas en nuestro País, y las nuevas que contrabandean suplen a las decomisadas que –espero- sean destruidas por el Ejercito; las existentes se reciclan entre la misma delincuencia, este cálculo representa los últimos cinco años.
Los miembros de la Delincuencia Organizada; y cabe hacer mención que hablar de Delincuencia Organizada no es solo Narcotráfico, sino que abarca el Robo de Vehículo, Secuestro y toda forma concertada para delinquir entre dos o más delincuentes, probablemente adquirieron más de la mitad de los Instrumentos de la Muerte, y quien desconoce que todo criminal gusta por acumular armas de todos calibres y presumir ante su familia delincuencial, la gran habilidad para el manejo de sus armas y cada día tiene una más.
Los miembro de las corporaciones de Policiales Federales, Estatales, Municipales y Rurales; pueden haber comprado para su uso como arma personal o simplemente para comercializar a particulares alrededor de quinientas mil armas, a pesar de contar con una Ley de Armas de Fuego y Explosivos que limita la adquisición de estos Instrumentos de la Muerte.
Los ciudadanos; que día a día ven mermada su tranquilidad, como sea tratan de conseguir un arma para sentirse protegido en sus bienes y persona, pueden haber adquirido algo así como quinientas mil armas de fuego. En encuestas realizadas a ciudadanos en un muestreo de cien personas, se observa que setenta tienen una o un familiar ha comercializado un arma; con lo que te puede comentar que en zonas urbanas de cada diez hogares siete ya cuentan con un arma de fuego y en las zonas rurales alcanzan hasta nueve, lo que resulta alarmante.
El problema; es que ninguna autoridad documenta oficialmente, de la presencia de grupos subversivos, también son clientes de los traficantes de armas, como las organizaciones clandestinas de presencia en Guerrero, Morelos, Chiapas y sí también Puebla, así como también organizaciones como el Frente Francisco Villa y en nuestra Puebla, organizaciones como la 28 de Octubre.
Cuando México; transitó en los movimientos sociales de los años setenta y la presencia de las primeras mafias organizadas de Narcotraficantes, no era realmente un problema la presencia de armas en nuestro País, más bien comenzó a ser un paso “obligado” de armamento para los movimientos bélicos de Centroamérica.
Ya para los años ochenta; deja de ser nuestro territorio un País de paso para el tráfico de armas. Las Organizaciones del Narcotráfico, empiezan a ocupar a los grandes traficantes de armas en la comercialización clandestina de armamento, y con ello dotan a sus pequeños ejércitos de sicarios de Instrumentos de la Muerte, acumulando más y más de ellos. Basta recordar los decomisos en las casas del Cártel del Pacifico, donde se encontraron grandes cantidades de armas (pistolas, fusiles de asalto, lanzagranadas, bazucas y muchas municiones). Estos decomisos de armas se han repetido durante las últimas dos década con mucha mayor frecuencia.
Los grandes caciques; de las diversas regiones del País, también son colaboradores del armamentismo que sufre México, pues ellos se encargan de dotar a sus guardias blancas de equipo y armas.
La procedencia o fuente del armamento son en dimensión las que por la situación geográfica conviene:
El mercado Negro de Norteamérica.
El comercio clandestino de los países Soviéticos.
El propio comercio local de nuestro País, porqué aun cuando no lo creas por ahí se habla de una fábrica clandestina de AK-47 en Durango, Michoacán y Jalisco.
La comercialización al menudeo se realiza, como es de toda conocida a través de:
Policías
Comerciantes en zonas como Tepito en la ciudad de México o el mercado Unión, Morelos, Huixcolotla, Tepeaca y otras Regiones del Estado de Puebla.
Y entre los propios delincuentes para realizar sus fechorías.
Cabe hacer la aclaración; que en este tema cuando realizan decomisos nuestras autoridades civiles o militares, siempre tienen su “botín de guerra”; sirviéndoles para allegarse unos pesos más a su ingreso, sin saber el gran daño que causan a la sociedad, convirtiéndose en forma indirecta cómplices de los crímenes violentos que azotan al País.
Las reformas a la Ley de Armas de Fuego y Explosivos; permite a los ciudadanos tener hasta dos en casa, esto no es malo si con ello se regularía, y saber quién tiene tal o cual arma ya que estas su rayado es como las huellas digitales; sin embargo habría que realizar una cruzada nacional para combatir el tráfico de armas y acabar con el contrabando indiscriminado de estos Instrumentos de la Muerte.
Responsables; históricamente encontraremos a dependencias como Dirección General de Aduanas, Fiscalía General de la República, Secretaria de Seguridad Pública Nacional y creo que todos los que les corresponde defendernos, pero que con el poder omnímodo de la corrupción dejan pasar todo. Decía Juan Nepomuceno Guerra, en sus tiempos de fayuquero “Sí cabe la estatua de la Libertad por el Puente yo te la paso”.
“Sin Ingenio y voluntad Política; por parte de nuestro Gobierno, los “Instrumentos de la Muerte”, nos alcanzarán”.