La Grilla

Opinión | EL CAPITÁN DE LA FRANJA

Antonio Abascal

6 mayo, 2020 3:00 pm




En la lista de jugadores que han generado un impacto en un servidor no podía faltar Roberto Ruiz Esparza, el capitán del Puebla de la Franja; poblano de nacimiento, empezó en el futbol con el Instituto Oriente y tras llegar al equipo camotero, cuenta la leyenda que hasta el propio Muricy le pidió a Lapuente que se quedara con el joven ya que en los entrenamientos no lo dejaba respirar. La campaña 83-84, la de la defensa del título, fue muy mala ya que el equipo se quedó lejos de la liguilla pero en la recta final permitió que algunos jóvenes como Rey Hernández (qepd), Roberto Acevedo, Mario Cacho, Emmanuel Couttolenc y el propio Ruiz Esparza aparecieran en el máximo circuito.

Acevedo, Hernández y Ruiz Esparza debutaron en el mismo partido: El 6 de mayo de 1984 ante Monterrey en un encuentro que ganó el Puebla en casa 5-3 a la Pandilla del Monterrey con tantos de Gustavo Moscoso, Raúl Arias, Chávez Carretero, Paúl Moreno y Carlos Sánchez de Ita. Roberto siempre ha señalado que el día de su debut cometió un penal y fue el chileno, Nelson Sanhueza quien le ayudó a superar ese autogol ya que le dijo que era momento de demostrar sus cualidades; el joven central poblano, que ya se había fogueado en el Torneo Nacional de Reservas que se jugaba antes de los partidos del primer equipo, cerró esa campaña jugando los tres últimos partidos: El ya comentado ante Monterrey, en la derrota contra los Pumas en CU y en el triunfo contra Necaxa en el Estadio Cuauhtémoc donde debutaron Mario Cacho y Emmanuel Couttolenc hijo.

Como la 83-84 fue tan mala, la directiva cortó la relación con Manolo Lapuente y apostó por el regreso de Leonel Urbina, quien ya había dirigido a los Camoteros; Urbina apostó poco por los jóvenes y sólo el mediocampista, Roberto Acevedo tuvo continuidad al aparecer en 29 partidos, 24 de ellos completos. El Puebla no andaba bien, rozó los últimos lugares y la directiva cesó a Urbina para traer de Uruguay al ex jugador, Hugo Fernández quien volvió a darle una oportunidad a Ruiz Esparza quien competía con Nelson Sanhueza y Everardo Rodríguez Plata por un lugar en la central. Esa campaña apenas jugó siete partidos, seis completos, con una expulsión y su primer gol en el máximo circuito, que ocurrió el 17 de marzo de 1985 ante el Tampico Madero y que supuso el gol de la quiniela para que más tarde Gustavo Moscoso pusiera cifras definitivas al marcador. Ese Puebla se metió a la liguilla y perdió en penales ante Pumas luego de un partido muy polémico en CU donde García Aspe y Manolo Negrete forzaron la prórroga ante un Puebla con diez por la expulsión del “Mango” Orozco, en esa liguilla Roberto no jugó.

Su consolidación se dio en los torneos previos al Mundial de México 86. En el PRODE 85 jugó siete partidos, cinco de ellos completos y los cuatro de la liguilla y en el México 86 apareció en 18 partidos, 17 completos, así como en los dos de la liguilla. En la 86-87, el Puebla (como ya se ha comentado) tuvo una campaña irregular pero una buena racha en la recta final lo metió a la liguilla donde llegó a semifinales; fue ahí que se quedó con el gafete de capitán al aparecer en 36 partidos (de 40), 34 completos con un gol y dos expulsiones. En la liguilla jugó 3 partidos, 2 de ellos completos y sufrió una expulsión en el juego de ida de las semifinales ante Chivas por lo que ya no pudo jugar la vuelta en el Estadio Jalisco.

Campeón de Copa en la 87-88 donde tuvo el honor de levantar el trofeo con el tanto de Marcelino Bernal, en liga sufrió tres expulsiones, marcó un gol y jugó 31 partidos. Para ese momento, Ruiz Esparza ya era el líder de la defensa poblana, el hombre que se distinguía por sus barridas y su pundonor en el terreno de juego. Ya era uno de los jugadores consentidos de la afición porque era el chico de casa y porque además dejaba todo en el terreno de juego. En la campaña 88-89 fue uno de los hombres claves para que el equipo de la Franja brillara tanto dentro como fuera de casa al aparecer en 34 partidos, 32 completos con un gol y una expulsión, en la liguilla apareció en los seis partidos pero el equipo no pudo reafirmar su dominio y cayó eliminado en una nueva fase grupal que se habían inventado.

Roberto siempre ha reconocido que Emilio Maurer le preguntó si había que seguir con Pedro García como timonel o apostar por un camino nuevo y el capitán pidió a Manolo Lapuente para la 89-90 donde el equipo de la Franja lograría el campeonísimo al ganar la liga y la copa, torneo este último donde sólo jugó tres partidos por las rotaciones de Lapuente, pero el día de la final ante Tigres no jugó por una lesión aunque como capitán sí estuvo concentrado. En la liguilla sí apareció en los seis partidos, anotó un gol en la final ante los Leones Negros y fue el hombre que levantó el trofeo tras el silbatazo de Bonifacio Núñez tras el gran partido ante la U de G.

En su mejor momento, ya seleccionado nacional, no pudo estar en Italia 90 debido a la suspensión por los cachirules que también evitó la participación en los Juegos Olímpicos de Seúl 88; sin embargo, sí era un habitual de los llamados al “Tri” por parte de César Luis Menotti y en la campaña 91-92 vivió uno de sus grandes momentos cuando en tras la ida de la semifinal ante Necaxa que ganó el Puebla 3-2 en el Estadio Cuauhtémoc, en la gran noche de Carlos Poblete, Manolo Lapuente le pidió que marcara personal a la estrella necaxista Ivo Basay. El partido celebrado el  30 de mayo de 1992 en el Estadio Azteca fue una lección de marca de Ruiz Esparza que nunca fue superado por Basay y el equipo camotero contó además con una gran actuación de Pablo Larios para llegar a la final que perdería con León.

A partir de ese momento, Ruiz Esparza salió al Veracruz, regresó para jugar en la Franja de los Thoma-Kiwus, salió a Tigres, Necaxa y Celaya para regresar con el Puebla peleando por no descender, así como tratar de consolidar el nuevo proyecto de Francisco Bernat y vivió una última gran campaña en el Verano 2001 cuando el Puebla de Mario Carrilo alcanzó las semifinales ante Santos-Laguna con el propio Roberto y Alberto García Aspe como símbolos. Roberto jugó la ida en el Cuauhtémoc en un partido que resultó memorable y que los locales ganaron 5-4, pero fue sustituido y en la vuelta apareció en la banca sin explicación del timonel, por lo que tras la eliminación se dio el retiro del gran capitán camotero.

Hay muchas estadísticas que no se comentan en este espacio, pero la importancia de Ruiz Esparza va más allá de los números; cuando se habla del capitán del Puebla de la Franja hay que hablar de su cariño a la playera, de su pundonor, de su profesionalismo, de su entrega, de la idea que siempre tuvo de entrenar al máximo para corregir sus defectos y pulir sus virtudes. Por eso, Ruiz Esparza es el gran capitán del equipo camotero y su historia como jugador está ligada a la mejor etapa del Puebla en Primera División.

 





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