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DEPORTES | ODA A LA MEDIOCRIDAD

Por Antonio ABASCAL

3 abril, 2023 1:25 pm




La victoria del Puebla en Ciudad Juárez es una radiografía de nuestro futbol, cada día más mercantilizado, cada vez con menos calidad, cada vez con menos ganas de trascender y cada vez más mediocre. De hecho todo el fin de semana fue una radiografía ya que al pobre nivel en el Bravos vs Camoteros siguió un buen partido entre América y León donde un árbitro con gafete internacional agredió a un futbolista con una patada a la ingle y luego se vivió un emocionante clásico tapatío, es decir, pasamos de una oda a la mediocridad, a un momento bochornoso y a una demostración esperanzadora de que a pesar de las malas decisiones directivas todavía hay espacio para algo de emoción.

Un triunfo no puede esconder la realidad, porque el viernes en la frontera el Puebla se encontró con el resultado, fue menos malo que los Bravos (otra franquicia expropiada para llevar futbol a una plaza que no acaba de ser escenario digno para el máximo circuito, se quejaban de Lobos BUAP y la directiva juarense ha sido incapaz, con su escuadra varonil, de ser competitiva). El partido del viernes iba camino a un cero-cero amargo por lo feo, aburrido y mezquino pero apareció Carlos Salcedo para ofrecer otra imagen recurrente de nuestro futbol: Jugadores sobrevalorados por algunos buenos juegos, por su pasado europeo que ha valido que los medios lo consideren un futbolista con mucho talento, idea que el propio jugador ha comprado para tirar crema donde no debe y para cometer errores que a un novato se le criticaría con mucha más fuerza por la tendencia de desconfiar de la juventud que es tan marcada en nuestro futbol.

Si bien es cierto que tras un primer tiempo para el olvido en el que Juárez llevó la voz cantante sin generar verdadero peligro en la meta que defendió Iván Rodríguez, el Puebla se dio cuenta que buscando un poquito podía encontrar petróleo, adelantó líneas y se apareció más en la portería de Alfredo Talavera; pero seamos sinceros el partido del viernes fue muy oscuro, falto de luces, a los futbolistas les quemaba la pelota, eran incapaces de dar tres buenos pases consecutivos por eso el juego caminaba, lentamente, hacia la ignominia hasta que hacia el minuto sesenta y cinco Salcedo le dio vida: Omar Fernández intentó un pase de lujo buscando a Martín Barragán que se iba a perder, pero el defensor juarense claramente metió la mano, el árbitro central Diego Montaño dijo adelante pero el VAR le pidió que revisara la jugada tras lo cual cambió su decisión para que Martín Barragán ejecutara de buena manera y rompiera su sequía goleadora ya que no marcaba desde la fecha uno ante Pachuca.

El Puebla aprovechó el regalo de Salcedo para tomar ventaja y para resguardarse cerca de su portería ante unos Bravos que no le hicieron honor al mote ya que sólo ensañaron incapacidad para crear peligro, mientras que el Puebla ni siquiera estaba interesado en contragolpear, todo era destruir, los talentosos del equipo persiguieron el balón todo el juego y con el resultado a favor Eduardo Arce decidió protegerlo con los cambios: Omar Fernández, quien al menos intentó alumbrar el duelo en la acción que derivó el penal, salió para dar su lugar a Ivo Vázquez, Ferrareis dejó su sitio al reaparecido Lucas Maia, minutos más tarde Luis Arcadio García abandonó el campo en favor de Ángel Robles y al 89, Barragán dejó su puesto a Fernando Arce. El colmo para Juárez llegó cuando un equipo que ya no quería contragolpear se encontró con la posibilidad de hacerlo tras un buen pase de Arce a Mancuello quien encontró el espacio, condujo el balón y aprovechó la desidia de Talavera al salir para picarle la bola y marcar el gol de la tranquilidad poblana. El tanto del argentino fue también un buen resumen de lo ocurrido en tierra fronteriza, Mancuello controló bien el pase de Arce pero en la conducción hubo un momento que pareció adelantar mucho el balón sin embargo Talavera tardó en salir y permitió el ajuste del mediocampista del Puebla que luego resolvió muy bien para anotar su cuarto gol del torneo, ante una escuadra sin alma, con evidente molestia entre sus propios jugadores, con problemas internos y con un técnico, Hernán Cristante que otra vez ha ido de más a menos con una escuadra a su cargo.

La Franja buscó poco y encontró mucho ya que en lo numérico el triunfo limpió el panorama en la tabla general donde dio un salto al noveno puesto con dieciséis puntos y, por increíble que parezca, mejor diferencia de goles que Santos Laguna. El Puebla ya le saca tres unidades a Atlas, que en este momento cierra la lista de equipos con boleto al repechaje, Necaxa, el propio Juárez y Gallos Blancos, le saca cuatro a Tijuana y cinco a los Pumas en la lucha por llegar a la reclasificación, es decir, el triunfo significó incrementar las opciones de meterse a la siguiente etapa a falta de cuatro partidos, dos en casa y dos fuera de ella además de forma consecutiva: A la escuadra de Arce Peña le falta recibir el viernes al sublíder de la competencia, Toluca, viajar a Aguascalientes para afrontar un duelo directo frente a Necaxa, luego visitar a Tigres y cerrar en otro duelo directo ahora en casa frente a Tijuana, pero la victoria en tierras fronterizas acercó la posibilidad de que el Puebla llegue a la última jornada dependiendo de sí mismo para garantizar otro boleto a la reclasificación.

En contraparte, en lo futbolístico  las lecturas no son positivas ya que este juego tan malo ha hecho evidente otro de los males del futbol mexicano: No sólo los directivos son utilitarios y mercantilistas, la afición se ha acostumbrado tanto a este sistema donde lo que importa es clasificar ya sea a la liguilla o al repechaje que el triunfo pareció tapar lo duro, difícil y aburrido que fue ver el partido del viernes.  Como resultado fue muy bueno, como juego fue mediocre a tal grado que los talentosos lo sufrieron, Mancuello no había tocado el balón mucho tiempo hasta antes del gol, Fernández corrió más de lo que pensó, Waller corrió, González batalló pero no construyó y todo se centró en aprovechar la inoperancia local; Eduardo Arce hizo cambios en la alineación, mandó a la banca a Emanuel Gularte, Ángel Robles, Emilio Martínez y Antony Silva (en este último caso amparado por la fecha FIFA y la participación del guardameta con la selección de Paraguay), fueron sustituidos por George Corral, como tercer central cargado por derecha, Facundo Waller, Luis Arcadio García e Iván Rodríguez pero el nivel de los Bravos fue tan deplorable que no se puede sacar conclusiones sobre si hubo un cambio positivo en la seguridad defensiva ya que en realidad Juárez no generó peligro o retó con mayor decisión a los poblanos.

Pese a ello sigue llamando la atención algunas situaciones: Eduardo Arce está en su derecho de mandar mensajes a la plantilla y de tomar decisiones aunque eso parezca a exhibir a los que perdieron su puesto, sobre todo tras sus declaraciones tras el partido contra el Atlas, remarcadas en la rueda de prensa previa a visitar la frontera, pero sí llama la atención que varios han salido del once por sus malos partidos desde Ivo Vázquez en los primeros duelos hasta Gularte y los mencionados en el último, pasando por Lucas Maia, y por el contrario Gastón Silva a pesar de sus malas decisiones y constantes distracciones sigue siendo intocable. Ya decíamos que Juárez retó poco a la defensiva poblana, pero hubo dos ocasiones en que los espacios se abrieron justamente del lado izquierdo en relación a la defensiva visitante: Cerca del cierre del primer tiempo, el “Chaca” Rodríguez condujo el balón a velocidad y se quitó con facilidad a Silva, ingresó al área y su diagonal fue rechazada por una barrida in extremis de Pablo González quien le corrigió la plana al central uruguayo; en el segundo lapso sucedió lo mismo cuando otra vez Rodríguez fue al fondo y ni Silva o Luis Arcadio le impidieron el paso, llegó con facilidad aunque su decisión final fue equivocada y permitió que la zaga camotera se rehiciera.

Un triunfo no puede tapar el sol con un dedo, esta victoria mejora el panorama en lo numérico de cara al final de la campaña, pero en lo futbolístico el Puebla no mejoró con respecto a lo que había ofrecido antes de la fecha FIFA, de hecho, de mediocampo hacia adelante parece ir en retroceso. Mancuello y Fernández aparecieron poco, Waller quiere pero carece de claridad y perdió muchos balones, Barragán estuvo desconectado a pesar de su entrega y en lo defensivo la inoperancia del rival no permite sacar conclusiones para asegurar si los cambios surtieron el efecto que buscaba el técnico. Un triunfo no puede tapar el sol con un dedo porque si nos quejamos de la mediocridad del futbol mexicano, el partido del viernes entre Juárez y Puebla fue uno de sus mejores ejemplos con dos equipos que eran incapaces de ligar pases, con dos escuadras que no tenían idea de cómo atacar y donde el ganador literalmente se encontró la victoria porque llevó el balón al área y ya sabemos que la pelota es floja y se anida en la portería que tiene más cerca, como decía Fernando Marcos.

Ganó el Puebla, bienvenidos los tres puntos pero eso no debe posponer el juicio por las formas, no debe llevarnos a una alegría porque al contrario el juego fue doloroso. En eso han convertido al futbol mexicano en un compendio de mediocridad, en donde hay equipos como Juárez y Mazatlán que deambulan en los terrenos de juego, sin exigencia porque no hay castigo para su mediocridad, pero a partir del triunfo poblano también deberíamos cuestionarnos como afición: Si un resultado va a tapar todo lo malo que se hizo, la falta de espectáculo que recibimos sólo por tres puntos que nos acercan al repechaje, entonces por eso los directivos siguen haciendo lo que quieren porque no tienen exigencia o la única que parecen tener es la de ganar, como sea pero ganar para vivir una semana plácida hasta antes del siguiente partido. El sistema de competencia del futbol mexicano es tan macabro que ha generado que las aficiones en lugar de exigir aplaudan la mediocridad, los directivos ya aprendieron que con muy poco contentan a sus aficiones, mientras ellos con sus decisiones siguen hundiendo al futbol mexicano.

La victoria en Juárez fue muy amarga porque en realidad el Puebla de Eduardo Arce no crece, porque lejos de mejorar futbolísticamente va a la baja, porque sus mejores jugadores no pasan por su mejor momento, pero algunos pasaron del hartazgo por el mal juego a la justificación por los tres puntos en la bolsa. Eso también es un indicativo preocupante de las horas bajas que se viven en el futbol mexicano, tal parece que la mano de Salcedo cambió la perspectiva cuando con o sin penal, cuando con o sin triunfo el nivel de Juárez y Puebla el viernes fue muy pobre, muy lejos de lo que uno supone cuando se decide a ver un partido de futbol profesional; el Puebla se quedó con los tres puntos, pero como aficionados a un deporte el viernes perdimos dos horas de nuestro tiempo. Otro de los urgentes cambios que se requieren en el futbol mexicano es elevar el nivel del análisis y dejarlo de centrar en el resultado porque jugando así el futuro camotero puede ser muy corto y sobre todo, jugando así está más cerca de ahuyentar a las nuevas generaciones de aficionados.





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