Así como hay políticos muy vivos, también existen unos políticos muy muertos.
De la política actual poblana podemos realizar una analogía con nuestras grandes tradiciones milenarias que transcurren entre la vida y la muerta.
Así como hay políticos muy vivos, también existen unos políticos muy muertos.
En la carrera a la gubernatura del estado, los siete inscritos por MORENA dicen tener el oxígeno necesario para ganar la designación.
Después del 10 de noviembre estará escrito para algunos su epíteto político.
Por ejemplo, para el ex delegado de Bienestar, Rodrigo Abdala, bien pueden escribir, aquí yace Abdala, que con todo un monstruo de dependencia y programas, perdió la designación, pues no hizo nada.
Para Julio Huerta, podría leerse, la carrera la empezó a meses de la decisión, aún de Claudia Sheinbaum siendo coordinador, ni aún así le alcanzó.
Olivia, Rivera y Sánchez, mujeres políticas vivas con razón, razón de género las salva hasta el momento, hasta el día de la designación.
Para los presumibles punteros, senador y diputado, algo así estaría inscrito.
Los primeros Mier y Armenta, ya se frotan las manos, con sus encuestas bajo el brazo, los dos andan confiados, lo cierto es, que después de 8 días de haberse ido los muertos y su partido asignado, uno quizá tome hiel y el otro llorando tormenta.
De la capital ni hablamos, porque de los políticos que dicen estar vivos, nadie les ha dicho nada a Toño López y Nora Merino que desde desde hace rato al limbo han pasado.
Para la administración poblana, un empresario se apunta, aunque usted no lo pueda creer, es Pepe Chedraui y que aunque crece en las encuestas, tal parece que lo hará llegar otra clase de ayuda.
