El expartidazo vive su peor momento, apenas rasguña el 4 por ciento de aprobación.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Puebla no solo se encuentra en terapia intensiva, también vive una dolorosa agonía que es sostenida por un desgastado esqueleto a punto de romperse.
De acuerdo a los especialistas en estudios de opinión como Elías Aguilar, director de Indicadores S.C. el expartidazo vive su peor momento, apenas rasguña el 4 por ciento de aprobación y prácticamente se encuentra a la par de un Movimiento Ciudadano que, a diferencia de otros estados, en la entidad sus precandidatos no convencen ni a su familia.
Seguramente usted se preguntará qué pasó con el poderoso PRI, sin ser un especialista en política, simplemente le puedo decir que es el vivo reflejo de lo que sucede a nivel nacional, donde un líder corrupto, con intereses personales, no partidistas, soberbio y mal educado, como Alito Moreno, dejó que cuadros valiosos del partido tomaran otro rumbo para evitar que cuestionaran sus decisiones o le hicieran sombra.
El caso del tricolor poblano es exactamente igual, el líder del instituto político, Nestor Camarillo, mordió la mano que algún día le tendieron, para lograr su postulación por una de las fórmulas del Senado, pasó por encima de Enrique Doger, posteriormente tocó el turno de Javier Casique y finalmente apuñaló a quien lo protegió en los últimos años, Jorge Estefan Chidiac.
Por si fuera poco, y tomando en cuenta que la política es de líderes y estructuras, el expresidente de Quecholac minimizó la fortaleza de Alberto Jiménez Merino, Juan Carlos Lastiri, Juan Manuel Vega Rayet, David Huerta Espinosa, David Espinosa, Francisco Jiménez, Alberto Barranco y de otros eficientes operadores que hoy están prestos para darle el triunfo a MORENA en sus diferentes regiones, ya que el músculo estaba en reposo solo era cuestión de ejercitarlo.
Así las cosas, el panorama en el PRI se ve desolador y antes de que el barco se hunda otros u otras, como lo hizo Silvia Tanús, decidirán saltar y continuar el camino de la política. Veremos que sucede con doña Rocío García Olmedo, Lucero Saldaña y don Melquiades Morales Flores.
