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COLUMNA Lo barato puede salir caro

Por Antonio ABASCAL

26 junio, 2023 4:37 pm




ANTONIO ABASCAL

Alguna vez el Puebla de la Franja jugó partidos trascendentales contra el Morelia (en la década de los ochenta cuando Antonio Carbajal dirigía a los Canarios), contra el Atlante (el primer partido profesional en Puebla se jugó el 21 de mayo de 1944 en “El Mirador”), contra el Veracruz (la mayoría de ellos en la lucha por no descender, pero al fin y al cabo juegos importantes o el regreso veracruzano al máximo escenario al arrancar la campaña 89-90 o un repechaje en la 94-95) y hasta con el León (final de copa de 1953, final de liga en la 91-92). ¿Qué tienen en común esas aficiones con la del Puebla? Que todas han sido pisoteadas si bien la del León ahora goza las miles de la multipropiedad de Grupo Pachuca que le ha devuelto al protagonismo, de las otras Veracruz desapareció, Morelia vio cómo su tradición era borrada y fue arrebatada para el nacimiento de un equipo gris como el Mazatlán, el Necaxa abandonó la capital de la República para languidecer en Aguascalientes donde cumple con jugar pero sin ir a más y el Atlante ha ganado campeonatos de la inútil liga expansión aunque no puede ascender porque los geniales directivos del futbol mexicano lo cerraron para proteger sus inversiones.

La afición del Puebla lleva décadas siendo pisoteada por falta de proyecto, de capacidad., por exceso de buenas intenciones pero poca viabilidad económica de directivas que estaban conformadas por poblanos y que terminaron dilapidando las glorias cosechadas en los ochenta y noventa. Dos descensos y luego un último lugar en un torneo en la Primera “A” tendrían que ser la punta del iceberg para recordarnos que no se puede tocar más fondo a pesar de las buenas intenciones y del gasto de una directiva que duró muchos años y que fue incapaz de lograr estabilidad para dar paso a otras que tampoco, pese a ser de casa, ayudaron al equipo a encontrar esa soñada estabilidad a tal grado que hace seis años se rozó la desaparición cuando se negó la posibilidad de fichar previo a un draft lo que provocó la intervención del Grupo del Ajusco quien entró al quite para proteger su inversión a través de las transmisiones y que sí ha dado estabilidad económica y administrativa pero cuyo modelo de gestión hoy parece estancado porque la afición quiere más en lo deportivo y esta directiva no está dispuesta a invertir más para trascender en ese rubro.

La era Larcamón fue un oasis (como otros que ya se han gozado en la era de los torneítos cortos) en este largo peregrinar por el desierto, pero tras clasificar siempre a la liguilla y meterse a una semifinal sin que ese equipo pudiera ser enriquecido para dar el paso faltante da la impresión de que la afición poblana quiere seguir probando las mieles de llegar a instancias definitivas, mientras la directiva va hacia otra dirección ya que su modelo de gestión es otro. Durante las campañas anteriores había bases para, por lo menos, tratar de explicar dicho modelo de gestión a través de ciertos logros: Clasificaciones consecutivas a la liguilla, un mejor manejo de la cantera que contó no sólo con debuts de futbolistas sino con alguna consolidación, el hecho de tener cartas de jugadores que representaba tener activos, lejos del desorden administrativo de las directivas poblanas, pero precisamente el manejo de esos activos es el que ha desencadenado la última desazón para la afición poblana.

Esos activos brillan y se van del Puebla. El equipo de la Franja ha dejado ir a un canterano con proceso de selección nacional olímpica como Vladimir Loroña, a una de sus principales figuras en la transición directiva, Brayan Angulo, a una de las primeras contrataciones de esta directiva, Lucas Cavallini, en el camino han quedado Nicolás Vikonis, Pablo González, Javier Salas (que pesó mucho más de lo que un sector de la afición le ha reconocido), hasta varios de la era Larcamón que brillaron con el argentino como Maxi Araújo y Jordi Cortizo. Se debe reconocer que el modelo de gestión funcionó, el Puebla compraba barato y colocaba en el mercado a jugadores jóvenes como Maxi Araújo, revaloró a Cortizo, o al propio Salas por poner algunos ejemplos, el problema es que tras varios éxitos en las contrataciones las últimas veces han fallado: Waller tuvo muchos lesiones, Gastón Silva se distrae mucho en la defensa, Luis Arcadio vive de alguna estadística, Carlos Baltazares y Fernando Arce han sido anecdóticos, al tiempo que no se ha sabido llenar el hueco por las lesiones de Fernando Aristeguieta, Kevin Ramírez y hasta Pablo Parra quienes siguen gozando de contrato con el Puebla.

Las decisiones cada vez son más difíciles de explicar y tal parece que en el Puebla los que brillan se van, mientras que los que cometen errores o son irregulares son premiados con renovaciones como las de Gastón Silva o Luis Arcadio García, un canterano con proyección como Emilio Martínez se fue al Necaxa, mientras que la directiva que gestiona el día a día del club ha dado mucho poder a un técnico joven que apenas dirigió su primer torneo y cuyos números no fueron buenos con seis triunfos, dos empates y nueve derrotas en la fase regular, más otro descalabro en la recalificación para quedar fuera de la liguilla, un técnico que entregó el 39.21% de efectividad entre los puntos que disputó y los que entregó, pero sobre todo un técnico que no pudo darle una identidad deportiva al Puebla, el equipo de la Franja en el Clausura 2023 no fue una escuadra más defensiva o no fue una que mantuviera el sello de Larcamón, fue un conjunto que algunas veces quiso recordar costumbres del argentino, pero que en otras quería esperar para terminar siendo una versión muy tibia.

A ese técnico la directiva le ha hecho caso para conformar la plantilla del Apertura 2023 que para el Puebla arranca el próximo sábado visitando al campeón Tigres que acaba de ganar “el campeón de campeones” en Estados Unidos al Pachuca, porque si bien no hay mucha inversión (la llegada de Kevin Velasco en un préstamo con opción de compra) sí se la ha hecho caso en alguna de las bajas. La salida de Antony Silva es una apuesta de Eduardo Arce quien convenció a la directiva de la importancia de dejar ir al experimentado arquero paraguayo a pesar de que todavía tenía seis meses de contrato. Es cierto que un técnico a veces debe tomar decisiones impopulares para construir un grupo, pero en este caso no se necesita ser un erudito para entender que por decisión propia, el Puebla ha debilitado uno de los pocos puntos en los que tenía fortaleza porque con todo respeto una portería donde Silva y Rodríguez son tus opciones es mucho más a una donde las opciones son Rodríguez y Fraga. El Puebla no se fortalece con esta decisión de Eduardo Arce.

Una de las características principales de un técnico, mucho más allá de su capacidad para observar el juego o definir los parados tácticos o incluso estructurar una idea de juego (que ya se explicó que fue una de las carencias del Puebla la campaña pasada) es su capacidad para convencer a los jugadores, pero tal parece que Arce Peña ha preferido irse por la fácil de quitar a los líderes y apostar por los que más fácilmente le pueden hacer caso aunque eso conlleve otro riesgo: Quién levantará la voz en el terreno de juego, quién podrá levantar la voz durante los partidos.

Faltan unos días para el inicio del torneo y el Puebla es una gran incógnita porque tiene muchas interrogantes que resolver, aun con la salida oficial de Antony Silva (anunciada el viernes por la tarde) hay sobrepoblación de extranjeros recordando que para esta campaña cada club podrá registrar nueve y luego en la cancha tendrán que estar siete, hoy el Puebla tiene a las incorporaciones Kevin Velasco, Brayan Angulo y Santiago Olmedo (paraguayo, defensa central), Gastón Silva, Gustavo Ferrareis, Federico Mancuello, Pablo Parra, Facundo Waller, Kevin Ramírez, Fernando Aristeguieta, Emanuel Gularte (a falta de definir su situación por la vía oficial) y Lucas Maia, por lo que todavía tendrá que prescindir de tres para arrancar el torneo.

Arce Peña ha tomado sus decisiones y la directiva le ha hecho caso por tal motivo aunque hablemos de una inversión limitada, aunque hablemos otra vez de que se fueron hombres importantes y no llegan tantos, una vez que la directiva sí le ha concedido caprichos al técnico incluyendo la salida de algunos pesos pesados, el nivel de exigencia para el cuerpo técnico debe subir. Aunque no nos guste señalarlo o aunque parezca lo contrario en la relación directa hombres de pantalón largo y cuerpo técnico, la directiva ha cumplido por lo que si los resultados no llegan la lógica indica que Eduardo Arce ya no tendría red de protección porque se ha confeccionado una plantilla del gusto del timonel por lo que no debería haber pretextos para conseguir los objetivos del club: Otra campaña de al menos veinte puntos para seguir estables en la tabla de cocientes, pelear por una recalificación que ahora será un poco más “exigente” y si se llega a la liguilla ya sería una muy buena temporada y nada más.

Precisamente ese es el punto que ya no embona en la relación Club Puebla y su afición; la afición sueña con trascender, pero esta directiva tiene otros objetivos y la trascendencia deportiva no está dentro de sus prioridades, sus objetivos son mantener una línea de negocio, no tener pérdidas y buscar otras alternativas de negocio a las que el futbol les puede abrir la puerta. Esos son los aspectos que hacen viable a la franquicia del Puebla, la trascendencia deportiva no forma parte del modelo de gestión actual pero en realidad nunca ha estado entre las prioridades del Grupo del Ajusco.

La ruptura entre el Club Puebla y su afición se da por una interpretación distinta de lo que significa: Para la afición es un equipo de futbol que tiene valores, historia, retos, para el grupo que lo gestiona es una línea de negocio que tiene objetivos muy claros y en los que la trascendencia deportiva no está dentro de las iniciales. De la mano con esto, si el cuerpo técnico pone en riesgo esos objetivos empresariales vendrán las decisiones, si va cumpliendo con la cosecha de unidades entonces Eduardo Arce seguirá a pesar de que haya fallado en conseguir una identidad en la cancha, a pesar de que sus decisiones lastimen a un sector de la afición. Finalmente la presencia del timonel sigue esta lógica: Desde que se apostó por Larcamón (un técnico desconocido en México) se buscaba un estratega “barato”, el problema fue cuando el argentino más allá del agradecimiento, mostró ambición y quiso crecer por lo que le mostraron la puerta de salida, ante su baja había que buscar el mismo modelo con la alegría de que estaba en casa: Eduardo Arce, pero lo que la actual directiva no ha dimensionado es que lo barato puede salir caro, y ahora al hacerle caso a Arce Peña el Puebla ha perdido activos como Antony Silva por lo que si el timonel no otorga los resultados esperados, la gestión barata ya  no cuadrará y los directivos que redoblaron su apuesta por Arce Peña también deberán rendir cuentas ante el Ajusco.

 





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