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OPINIÓN | NIVELES DE EXIGENCIA

Por Antonio ABASCAL

30 octubre, 2023 6:17 pm




Ilkay Gündogan fue claro tras la derrota del Barcelona como local ante el Real Madrid en otra edición rica en detalles que decidieron el juego a favor de los de la capital española, el ex jugador del City dijo: “No vine aquí para perder este tipo de partidos o permitir que se abran estas brechas…vengo del vestuario y obviamente la gente está decepcionada, pero después de un partido tan importante y un resultado innecesario me gustaría ver más enfado y decepción. Esto es parte del problema, tienen que aflorar más emociones cuando pierdes y sabes que puedes jugar mejor. Cuando no reaccionas esto se traslada al campo”. Un día más tarde el Manchester City ganó por goleada el derbi de Manchester por 0-3 en Old Trafford pero nada más al acabar el duelo, Pep Guardiola se quedó en el césped charlando con Erling Haaland y explicándole algunos movimientos. Gündogan echa de menos el nivel de exigencia del técnico catalán que contrasta con el mensaje tibio de Xavi tras perder el Clásico en España.

Si bien esas son las ligas mayores, en México también hay distintos niveles de exigencia y en parte esas diferencias ayudan a explicar lo que se vive con los equipos; en específico con el Puebla de la Franja que sin margen de error para buscar la recalificación empató a uno con Pachuca, un resultado que no ayuda a ninguno de los dos contendientes para buscar dicho objetivo. Sigo pensando que el relevo de Ricardo Carbajal ha sido muy bueno, que le ha dado una idea de juego al equipo, que poco a poco ha ido recuperando a varios futbolistas que bajo el mando de Eduardo Arce no estuvieron en su mejor nivel, que ha sido congruente entre los dichos y los hechos con sus planteamientos, pero el sábado en la “Bella Airosa”, el Puebla fue un equipo con un nivel de exigencia menor, fue un equipo tibio que otra vez fue de más a menos y que terminó pidiendo la hora a pesar de que el resultado de poco le servía en sus pretensiones.

En la conferencia de prensa posterior al partido, Carbajal Oteo reconoció que había una sensación agridulce (otra vez) en el vestuario por no ganar al Pachuca, pero calificó como bueno el punto ante los hidalguenses y es ahí donde nos podemos dar cuenta que el nivel de exigencia en el Puebla es muy conformista. La realidad numérica de la Franja indica que hoy por hoy se ubica en el penúltimo puesto de la clasificación general con trece puntos y una diferencia de goleo de menos ocho, se encuentra a cinco unidades de los Bravos de Juárez que marcan la línea de calificación a la repesca con 18, cuando faltan sólo nueve puntos en disputa de los cuales seis se jugarán fuera de casa ante Toluca y Cruz Azul, es decir, el Puebla ya no tiene margen de error y está obligado a ganar los tres duelos para llegar a veintidós y ver si alcanza para ingresar al nuevo repechaje.

Incluso con los puntos que reclama en el Tribunal de Arbitraje Deportivo la situación ya no es tan cómoda: De recuperar esas tres unidades, la Franja alcanzaría los dieciséis puntos y la diferencia de goles mejoraría a menos cuatro ya que se le regresarían los tres a favor que marcó a Tijuana y se le quitaría el tanto con el que la Disciplinaria decidió que sería el triunfo a favor de los fronterizos, de esa forma se ubicaría en el décimo tercer puesto (todavía sin acceder a zona de recalificación) empatado en puntos con el hermano Mazatlán, el Atlas y el Pachuca, con peor diferencia de goles que los sinaloenses y mejor que la de tapatíos e hidalguenses, sin embargo, seguiría fuera de la línea de recalificación a dos puntos de Juárez, por lo que el margen de error seguiría siendo mínimo, por tal motivo no hay forma para calificar como bueno el punto que se obtuvo en Pachuca ya que aleja a los poblanos del repechaje con todo y esos tres puntos en disputa en el Tribunal de Arbitraje Deportivo.

Esa es parte de la problemática del Puebla no sólo en este torneo sino incluso en la etapa de Nicolás Larcamón. Conformismo al llegar a la liguilla, conformismo al tener buenas temporadas pero sin buscar la trascendencia; esa es una de las razones por las que una parte de la afición se ha alejado, si bien es importante reconocerlo cada una de esas campañas en liguilla ha significado estabilidad para un club que no la tuvo en más de veinte años abonado a los escándalos, a las salvaciones milagrosas o a dos descensos, uno de ellos sin pisar la Primera “A” por la compra de una franquicia. La actual directiva ha traído estabilidad a una plaza que no estaba acostumbrada a ello (y eso es meritorio), pero se está quedando corta en conseguir resultados más ambiciosos y todo inicia con el nivel de exigencia ya que tomando como muestra el partido en Pachuca no había forma para decir que el punto era bueno ya que todavía complicó más el panorama. Era un duelo directo que había que ganar, donde se fue mejor que el rival en el primer tiempo, donde otra vez un error de concentración generó el gol en contra pero donde se tuvo reacción para empatar rápido y tener buenas ocasiones para darle la vuelta al marcador mismas que se desaprovecharon, pero otra vez, el equipo no fue capaz de mantener la línea y se fue diluyendo al punto de terminar preocupado y dependiente de las fallas de los delanteros tuzos.

Otro segundo tiempo malo, otra vez con muchos balones perdidos en mediocampo, otra vez con malas decisiones de algunos jugadores, otra vez con defensas que alternan las buenas jugadas con fallas infantiles, otra vez dependiendo de alguna buena atajada de Iván Rodríguez (quien sigue creciendo) e incluso habría que dar las gracias a las fallas de frente a la portería de Lucas Di Yorio o Roberto de la Rosa que pudieron darle rumbo al partido. En el segundo tiempo, el Puebla se asomó poco a la portería de Carlos Moreno, alguna aproximación al inicio del segundo tiempo, un disparo fuera del área de Diego de Buen al que le faltó potencia y cerca del final en un desdoble Brayan Angulo dejó una buena pelota para Martín Barragán pero el disparo del “Poteyo” salió a las manos de Moreno cuando parecía que la jugada daba para más, de todas maneras la producción ofensiva del Puebla en la segunda mitad fue muy pobre para un equipo que carece de margen de error y que no se podía conformar con el empate.

Lo que es cierto es que el partido ante Pachuca comprueba una vez más que este Puebla ha recompuesto bajo las órdenes de Ricardo Carbajal pero no le alcanza porque está muy limitado en calidad, en jugadores que cambien la dinámica de los juegos. Los planteamientos son correctos y han ayudado a que la Franja siga en la pelea tras un inicio muy malo, pero en la banca se carece de alguien que sea un verdadero revulsivo, sobre todo de mediocampo hacia adelante, los refuerzos que llegaron ya iniciado el campeonato, Horacio Carabajal y Lucas de los Santos, han aportado muy poco ya que han sido incapaces de cambiar las dinámicas de los juegos en los que han participado, Martín Barragán se secó por completo y cuando ha estado en la cancha su desesperación por marcar lo ha llevado a elegir mal la jugada que puede generar más peligro, mientras que entre los titulares algunos dependen de un destello cuando salieron de buenas como Daniel Álvarez o Carlos Baltazar, a nivel defensivo los centrales, tanto Olmedo como Gastón Silva, son irregulares y alternan algunas acciones meritorias con otras acciones donde sus dudas han costado goles a la escuadra poblana, sin olvidar que en los duelos frente a Chivas y Pachuca, Brayan Angulo ha abusado de la conducción individual lo que ha generado muchos balones perdidos o que una acción promisoria se pierda por hacer una de más.

No hay para más en el Puebla; el sábado no estuvo Guillermo Martínez por acumulación de tarjetas y fue sustituido por Martín Barragán, en la previa Ricardo Carbajal había expresado su optimismo ya que la ausencia del “grandote” podía significar nuevas alternativas para atacar por abajo, en la cancha su equipo demostró la idea pero careció de la calidad para reflejarlo en el marcador y aprovechar las dudas defensivas de Pacuca, un equipo en reconstrucción tras las bajas que ha sufrido. Más allá de la falta de contundencia, misma que se presentó en la derrota frente a Chivas, otro de los aspectos dignos de estudiar es encontrar las causas de que el Puebla sea incapaz de mantener el nivel la mayor parte de los juegos. Desde que Carbajal se hizo cargo del timón camotero los primeros tiempos han sido mejores que los segundos donde se han perdido ventajas o se ha terminado con el rosario en la mano como sucedió con Necaxa y frente a estos tuzos, sin olvidar que contra Chivas tras el segundo gol de Ronaldo Cisneros ya no hubo respuesta.

Estamos hablando de un equipo cuyo once titular compite, con ciertas carencias ya comentadas pero compite, cuyo técnico plantea bien los partidos y le ha dado una idea de juego, pero que no tiene el material humano a veces para reflejarlo en el marcador o para sostener los resultados, que carece de revulsivos que cambien dinámicas, que incluso físicamente da la impresión de haber venido a menos ante rivales de una mayor exigencia por su juventud como Pumas y Pachuca, sin que los hombres de refresco ayuden a la escuadra camotera. Todo esto conecta con la mala planeación que se hizo para esta temporada, ya que se permitieron salidas que todo el torneo se han extrañado (más allá de la de Antony Silva) como Emanuel Gularte en defensa y la del juvenil Emilio Martínez para tener un carrilero derecho nominal ya que a pesar de que Gustavo Ferrareis ha ido recuperando su mejor versión, el brasileño es un jugador improvisado ahí y de siempre ha sufrido en la parcela defensiva.

De tal manera el Puebla se construyó con un guardameta que gozaba de su primera oportunidad como titular que ha ido de menos a más, un lateral derecho improvisado, un central joven que tiene que madurar, otro central maduro pero tendiente a la desconcentración y un lateral izquierdo veterano, de gran calidad pero que muchas veces quiere hacer de más. Los dos contenciones, De Buen y González, le han dado estabilidad al equipo de Carbajal pero luego hay mucha irregularidad con jugadores de destellos para la construcción ofensiva como Kevin Velasco, Daniel Álvarez y Carlos Baltazar, para dejar en punta a otros jugadores irregulares como Guillermo Martínez y Martín Barragán, sin encontrar soluciones desde la banca.

Ricardo Carbajal ha hecho un gran trabajo para lograr un Puebla competitivo a pesar de la mala planeación, pero la problemática se acentúa cuando el nivel de exigencia (al menos en el discurso) también es pequeño y se valora como positivo un punto tras un partido que se pudo haber ganado, pero que sobre todo, complica las opciones de recalificación del equipo de la Franja.

 





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