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Opinión | PONIENDO LOS CIMIENTOS

Por Antonio ABASCAL

18 enero, 2021 11:25 am




Cuatro puntos de seis en disputa no es una mala cosecha para un equipo en construcción, que perdió elementos importantes y que de sus incorporaciones apenas ha colocado como titulares a Antony Silva, Juan Pablo Segovia y Diego de Buen, pero además de sumar un empate en casa y una victoria ante Cruz Azul en el Azteca, el Puebla de la Franja da indicios de lo que puede ser si sigue bajo esta tónica. El equipo camotero ya logró sumar unidades en los dos primeros compromisos lo que dará calma al entorno a la espera de seguir mejorando en la idea de juego que pretende el técnico, Nicolás Larcamón.

La frase hecha consigna que siempre es más fácil corregir cuando se gana, que cuando los resultados no se dan y este Puebla, a pesar de los cuatro puntos de seis en disputa, es un equipo en construcción donde el técnico está colocando los cimientos para lo que será esta temporada; sin embargo, hay destellos que permiten vislumbrar la idea de Larcamón, y sobre todo, cuando ya no se ha tenido la claridad para hacer daño el equipo ha respondido con mucha concentración para sacar los resultados.

Para el juego contra Cruz Azul, Larcamón cambió a línea de cinco para lo cual recurrió a George Corral en lugar de Paganoni y a Salvador Reyes por la izquierda en detrimento del uruguayo, Maxi Araújo, de la misma manera ingresó Maximiliano Perg como tercer central, recordando que ante Chivas, Araújo y Reyes habían jugado por la banda izquierda con el mexicano más adelantado. El mediocampo estuvo integrado por Salas, De Buen, Fernández y Tabó para dejar en punta a Santiago Ormeño. Las ideas del Puebla fueron muy claras en la primera parte donde mordió la circulación del balón de Cruz Azul, fue intenso en la recuperación de la pelota y trató de ser directo para hacer daño en la portería de José de Jesús Corona; esos primeros minutos en los que sorprendió a Juan Reynoso y al cuadro capitalino mostraron que esta versión camotera puede llegar a ser un equipo con una propuesta refrescante ya que muy rápido empezó a dar sensación de peligro.

El gol al minuto nueve fue una muestra ya que un largo despeje de Silva fue bien ganado por Ormeño y su “peinada” dejó en una gran posición a Omar Fernández quien pareció haber perdido un tiempo, pero luego se reacomodó para elegir bien y ceder un pase al que llegaba mejor colocado que fue Christian Tabó quien resolvió de buena manera para marcar su primer gol del torneo. Todavía el Puebla pudo hacer más daño pero las malas decisiones de Tabó al hacer una pantalla innecesaria significaron dejar ese 0-1 que se mantendría el resto del partido.

El gran reto de Nicolás Larcamón será hacer que esa intensidad en la recuperación de la pelota, en la que participaban todos desde Ormeño hasta De Buen, pasando por Tabó y Fernández, y esa claridad para atacar sean más constantes y puedan mantenerse por muchos minutos. Ante Cruz Azul esa intensidad en la recuperación de la pelota se mantuvo por espacio de media hora y para el cierre del primer tiempo, los locales ya empezaron a cercar la meta de Silva, eso sí sin claridad hasta cerca del final del primer tiempo cuando Yotún ingresó al área y cedió una diagonal retrasada que Orbelín Pineda desperdició con un disparo desviado.

Hubo otras buenas noticias, el inicio del segundo tiempo mantuvo la tónica del cierre del primero con un Puebla ya sin conexión entre los hombres de ofensiva y los de recuperación, pero ahí hay que destacar el partido de Maximiliano Perg quien como tercer central constantemente cubrió a Gularte y Segovia cuando eran superados, además los tres centrales hicieron un gran partido por arriba y se cansaron de rechazar centros ante las pocas ideas ofensivas de Cruz Azul. Otra buena noticia fue la intervención de Larcamón ya que cuando vio que ya no existía conexión entre el mediocampo y la ofensiva realizó cambios que permitieron un mayor respiro, que volvieron a dar sensación de peligro en el marco de Cruz Azul y que, en resumen, ayudaron a mantener el resultado. Daniel Álvarez ingresó por un Tabó que se fue diluyendo durante el juego, Daniel Aguilar por un cansado Diego de Buen que había dejado de ser productivo, Amaury Escoto por Santiago Ormeño y ya casi al final Aráujo entró en lugar de Fernández. Estos cambios demuestran que Larcamón ve bien los partidos y que no le tiembla la mano para hacer modificaciones para potenciar o ayudar a que su equipo mejore.

Dentro de los retos de Larcamón y el nuevo Puebla están algunos ya mencionados como mantener más tiempo esa intensidad en la recuperación de la pelota y la claridad para atacar de forma directa para lo cual será necesario seguir trabajando con Omar Fernández quien el torneo pasado mejoró en la toma de decisiones lo que le permitió ser un jugador más determinante para la Franja pero en el que todavía hay detalles por afinar. En ese sentido le pongo un ejemplo: Ya en el segundo tiempo, Daniel Álvarez hizo una buena jugada quitándose a varios defensores celestes y al ingresar al área encontró a Omar Fernández quien  hizo un recorte y cuando tenía para disparar ya no supo qué hacer y perdió el balón, ese es el toque de calidad que le falta en ocasiones al colombiano y que puede catapultar al Puebla a mejores condiciones en los partidos, de la misma manera, el estratega argentino deberá buscar la forma en que Tabó sea mucho más regular. Es cierto anotó el gol del triunfo y estuvo mucho más implicado en la recuperación del balón, participando de las labores defensivas, pero desde los minutos finales del primer tiempo y los que estuvo en la cancha en  el segundo desapareció por completo, por lo que en ese sentido la contratación del brasileño, Gustavo Henrique Ferrareis debe ayudar a la competencia interna ya que preferentemente se ubica por las bandas.

El “Guardianes 2021” apenas lleva dos jornadas y en ese sentido hay que ser muy claro ya que pese al buen inicio no es conveniente echar las campanas al vuelo. Este Puebla en construcción todavía está en la fase de colocación de cimientos, parece que el cuerpo técnico está trabajando para solidificarlos y empezar el levantamiento del edificio, pero este buen inicio no quiere decir que esta versión camotera ya es un equipo hecho y derecho. Hay que ir partido a partido, sí es justo reconocer que ya se notan rasgos de lo que pretende Larcamón, que se nota que los jugadores están comprometidos con el proyecto y que se ve a un técnico que sabe leer los momentos de los partidos, además de que en las primeras declaraciones del argentino parece haber capacidad de autocrítica y sensatez. Sin embargo, el torneo no se trata de quién inicia mejor o es capaz de sorprender al principio, sino de ir sumando puntos para llegar a la liguilla. Hay razones para un optimismo moderado porque no hay que perder de vista que esta plantilla del Puebla es muy modesta, pero parece que el cuerpo técnico le puede sacar jugo.

Ojalá Larcamón pueda seguir trabajando y plasmando su idea de juego, porque en ambos juegos su Puebla ha dejado detalles que permiten vislumbrar que puede ser competitivo, pero sobre todo, que su propuesta puede ser refrescante para una plaza que ya se había cansado de las dudas del anterior cuerpo técnico que al sentirse señalado por su conservadurismo intentó dar un paso al frente y ahí el equipo ya no supo a lo que jugaba.

 





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