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Deportes | Panorama complicado

Por Antonio ABASCAL

18 abril, 2023 11:54 am




“Después tenemos la situación del autogol que nos tambaleó un poco, pero el equipo siguió insistiendo, siguió buscando empatar y ya una vez con el empate sacar el resultado, pero bueno hay veces que el futbol es de cinco centímetros”, dijo Eduardo Arce en la rueda de prensa posterior al duelo entre Necaxa y Puebla que terminó empatado a uno y cuyo punto no sirvió a alguno de los contendientes para sus objetivos porque hoy el equipo de la Franja está en el décimo cuarto lugar de la tabla fuera de la zona de recalificación. Por su parte, en sus redes sociales Emanuel Gularte lamentó el resultado pero dijo que el equipo seguía dependiendo de sí mismo para llegar al repechaje, cuando la realidad es que con esta combinación de resultados el Puebla empieza a depender de terceros.

Van dos semanas consecutivas donde el Puebla tuvo todo el panorama abierto para conseguir un  triunfo que le allanara el camino hacia la recalificación e incluso todavía alimentara la posibilidad de recibirlo en casa, pero perdió 2-1 ante Toluca en el Cuauhtémoc aunque tuvo la bravía reacción del segundo tiempo y la combinación de resultados a favor por lo que nuevamente la oportunidad estaba ahí en la visita frente al Necaxa, lejos de ello, el Puebla empató un juego otra vez por sus despistes defensivos, por su irregularidad a la ofensiva, por dejar ir ocasiones claras como la de Facundo Waller en el primer tiempo, pero también por dejar pasar el tiempo entre el gol del empate y el cierre que otra vez fue buscando la portería rival.

En contraparte Pumas, Atlas y Santos ganaron a la hora buena ante rivales muy complicados, los universitarios ante el mismo Toluca que vino a Puebla a ganar, los rojinegros goleando al campeón Pachuca y los laguneros ante el líder Monterrey viniendo de atrás para sacar al equipo de la Franja de zona de recalificación, dejarlo sin margen de error para su duelo del jueves como visitante frente a Tigres y obligarlo a sacar la calculadora para esperar lo que dejen de hacer sus rivales.

Eduardo Arce se equivoca cuando habla de que a veces el futbol es de cinco centímetros porque este Puebla fue incapaz de mantener la presión sobre el Necaxa, porque fue un equipo otra vez de destellos, porque ha sido incapaz de mantener el nivel y ha dependido de los chispazos de Federico Mancuello, Omar Fernández y Facundo Waller, todos nublados frente a los Rayos, ha sido incapaz de tener solidez defensiva lo que se refleja en los veintinueve goles que ha recibido en los quince compromisos del Clausura 2023 lo que convierte a su escuadra en la tercera más goleada del certamen sólo por encima del hermano Mazatlán que ha recibido treinta y cinco y de los treinta y dos de Santos Laguna. La situación del Puebla no sólo es responsabilidad de un cuerpo técnico que ha buscado alternativas en los mismos juegos y entre cada uno de ellos pero no ha podido potenciar a los jugadores de calidad que sí quedaron en la plantilla y que ya se han mencionado sin olvidar a hombres seguros a la defensiva como el propio Gularte o el mismo Antony Silva en la portería quienes han cometido varios errores.

La corta plantilla del Puebla no ha sido potencializada por el cuerpo técnico porque hasta Federico Mancuello ha ido de más a menos en el torneo, mientras que las lesiones tampoco han ayudado a encontrar la mejor versión  de Waller, Fernández, Gularte y Ferrareis; los novatos han tenido momentos como Ángel Robles y sus dos goles contra Pumas, la aparición de Alberto Herrera como carrilero por izquierda ante Toluca, Emilio Martínez había cumplido muy bien por las dos bandas pero se ha lesionado y ha tardado en regresar, mientras que los debuts de Patrick Villa y Jared Hernández quedaron en anécdotas de esta temporada sin continuidad. Martín Barragán ha naufragado en varios partidos en los que el equipo ha carecido del ahora llamado “volumen de juego” para alimentarlo correctamente, mientras que ha existido una vara distinta para medir las actuaciones de los futbolistas algunos de los cuales han probado la banca o se han quedado fuera de las convocatorias por algún error puntual, pero otros que llevan dos torneos con distracciones constantes como Gastón Silva siguen apareciendo en todas las alineaciones.

Pero no toda la culpa es de un joven timonel mexicano que, es justo decirlo, también ha mostrado capacidad en algunos planteamientos o al principio destacaba por su autocrítica, por su capacidad para ver el futbol; el problema, a la luz de sus declaraciones, es que esa autocrítica poco a poco se ha esfumado a tal grado de no reconocer que el Atlas más allá de los resbalones en los goles tempraneros recibidos ya dictaba condiciones o el mal partido ante Juárez (aunque se ganó), así como ahora hablar de cinco centímetros en referencia al gol anulado a Guillermo Martínez que le daba ventaja en los minutos finales ante Necaxa, en cada uno de estos ejemplos hubo mucho más que esas jugadas puntuales y es lo que el cuerpo técnico poblano no ha podido analizar. Aun así la responsabilidad sigue siendo compartida con el área de inteligencia deportiva porque esta campaña se ha gestado a partir de la mala planeación.

Aunque no guste hay que admitir que el club tiene un modelo de negocio (de acuerdo a las palabras de Carlos Poblete) o un modelo de gestión según su director de negocios, Rogelio Roa; ese modelo sigue dependiendo de adquirir jugadores baratos, potenciarlos, tener la mayoría de los derechos de esos jugadores, mostrarlos en la cancha y venderlos para poder ser sustentable, así había sucedido y se había tenido el acierto de que los que se iban eran sustituidos por futbolistas que de inmediato se hacían indispensables: Vikonis se fue y llegó Antony Silva, se fue Omar Fernández pero llegó Jordi Cortizo por poner algunos ejemplos. Sin embargo, las últimas apuestas no fueron tan positivas Gastón Silva no ha podido llenar el hueco de liderazgo y de rendimiento de Juan Pablo Segovia, Pablo Parra ha pasado más tiempo en el hule que en la cancha y cuando ha aparecido tampoco ha sido un factor decisivo más allá de algún chispazo.

El colmo se dio esta campaña cuando se dejó ir a varios de un jalón y no hubo la adecuada comunicación entre el área médica y deportiva con las recuperaciones a largo plazo de varios futbolistas entre ellos Fernando Aristeguieta y Kevin Ramírez, se entendió que el segundo iba a estar antes y se procedió a registrarlo, cuando el venezolano llegó al mismo tiempo y ahora cedido en su país ya marca goles, mientras el uruguayo sigue buscando su mejor versión, entra pero no aporta porque le falta confianza; es decir ante la baja de jugadores claves que no fue bien cubierta porque llegaron Waller (muy intermitente), Fernando Arce que no ha convencido al técnico y Carlos Baltazar con muy pocos minutos, se prefirió apostar por un futbolista que se lesionó cuando parecía ser útil, en lugar de esperar a un delantero consumado y que ayuda al equipo tanto por sus goles como por su liderazgo.

El Puebla de la Franja está fuera de zona de recalificación no por cinco centímetros, está fuera de esa zona porque falló la planeación de la temporada, porque si bien la decisión de Nicolás Larcamón de dejar al equipo tomó por sorpresa a la directiva, este grupo requería ser apuntalado, requería ante las bajas de jugadores claves tener una mayor claridad en la recuperación de Aristeguieta, requería que un técnico novato tuviera más armas para su debut en el máximo circuito.

Desgraciadamente eso no se ha dado y el equipo ha sido un constante sube y baja de emociones sin que se tomen las medidas para ajustarlo y para ello pongo un ejemplo: Si tomamos otra vez como referencia esos veintinueve goles en contra algunos preguntan por el nivel de Antony Silva, incluso un ex jugador de la Franja que ahora trabaja en una televisora nacional ya proyectaba a Iván Rodríguez como titular cuando las dudas no son sólo del paraguayo sino de todo el aparato defensivo, lleno de distracciones encabezadas por Gastón Silva, el problema  viene de atrás, viene desde la era Larcamón con sus problemas para defender la pelota parada y en pretemporada hasta equipos de liga expansión le hicieron  muchos goles a los Camoteros, pero la directiva y el cuerpo técnico no supieron leer los datos, se fue Israel Reyes (que ya sufría ante las distracciones de Gastón) y no hubo un refuerzo que llegara en su lugar, otra vez faltó planeación o faltó querer gastar aunque fuera un poquito más para traer a un central de garantía, la realidad es que desde que se fue Segovia la defensa perdió capacidad de liderazgo y ni se diga con la baja de Javier Salas quien hacía el trabajo sucio en mediocampo.

No son cinco centímetros los que separaron al Puebla de un mejor resultado, es una planeación errónea como si el grupo de inteligencia deportiva se hubiera dormido en sus laureles por sus aciertos con Vikonis, Antony Silva, Segovia, Aristeguieta, con sus exitosas apuestas de Israel Reyes, Maximiliano Araújo, Emanuel Gularte y Nicolás Larcamón (porque el argentino no llegó solito con ganas de dirigir a un equipo mexicano llamado Puebla sino que fue esta directiva la que lo trajo), y tal vez pensó que eran como el rey Midas que todo lo que tocaban se volvía oro y entonces trajeron a los Parra, Gastón Silva, Fernando Arce o Carlos Baltazar, no verificaron los informes médicos o buscaron segundas opiniones para elegir entre Aristeguieta y Ramírez. Al final otra de las claves es que con tantas bajas el Puebla no sólo ha ido perdiendo calidad sino liderazgo, hoy no hay quién grite más allá de Antony Silva, no hay quién ordene en la cancha, no hay quién haga el trabajo sucio. El grupo de inteligencia deportiva no sólo ha fallado en la calidad sino que no ha sabido traer nuevos líderes, algo que hasta hace algunas temporadas sí había conseguido más allá del modelo de gestión del club.

Todo esto genera que el panorama para el Puebla de la Franja sea muy complicado porque necesita ganar sus dos partidos para tratar de recuperar el hecho de depender de sí mismo ya que si empata frente a Tigres pero Atlas, Santos, San Luis y Pumas también sacan buenos resultados entonces en la última jornada el equipo de Eduardo Arce estaría obligado a ganar a un Tijuana fuera de línea de calificación pero todavía con opciones de meterse y esperar resultados. Dicho de otra manera el Puebla ya no tiene margen de error para tratar de llegar a la recalificación y evitar así consumar un gran fracaso porque no meterse al repechaje en este sistema de competencia que privilegia la mediocridad (por más que digan que es muy emocionante), no hay otra forma de considerarlo más que como un rotundo fracaso para toda la organización. Si repasamos la tabla de posiciones llegaremos a la conclusión de que el equipo camotero hoy sólo supera al hermano Mazatlán, al Juárez, al Necaxa y al Tijuana, algunos podrían matizar diciendo que tiene los mismos puntos que Atlas, Pumas y Querétaro, pero un menos ocho en la diferencia de goleo refleja lo desequilibrado que ha sido el equipo; no hay forma de tapar el sol con un dedo: El Puebla se acerca a un gran fracaso a sólo de que lo solucione en las dos jornadas restantes enfrentando a Tigres en Monterrey y Tijuana en casa.      





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